jueves, 15 de diciembre de 2016

Un título conferido por un rey europeo

No soy monárquico. Nací y crecí en una pequeña república, donde las grandes tradiciones europeas sobre la realeza dejaron de existir hace dos siglos. Sin embargo, al haber vivido por un lustro en una de las capitales europeas algo de aquella tradición me marcó involuntariamente. Un rey europeo me confirió el título académico de Doctor. Reza mi título que el ya abdicado rey, Juan Carlos I, Rey de España, y en su nombre el rector de la Universidad Carlos III de Madrid me confieren el citado grado académico.


Resulta cuando menos curioso poseer un pedazo de papel que lleva estampado el nombre de un monarca. También, me resultó rarísimo el momento cuando al finalizar la presentación final de la tesis, el director del tribunal se me acercara y me pusiera un manto dorado. No recuerdo qué dije, pero a manera de broma, mientras me ajustaba al cuello el manto me dijo: ten calma que aún falta más. Alguien le pasó un birrete medieval. Y al mismo tiempo que lo levantaba sobre mi cabeza, profirió unas palabras que decían algo así como que en nombre del rector de la universidad me otorgaba el título de doctor por la Universidad Carlos III de Madrid. Con un poco de presión me empotró aquel arcaico artilugio, surgido de las universidades medievales, en la cabeza. 

Como dije, para alguien que creció en una república todo aquello era extraño. Fue casi como un pequeño acto de coronación, una pequeña absurda réplica de la entronización de un rey. Un pedazo de la tradición aristocrática trasladada a la plebe. 

No soy antimonárquico. Durante ya casi dos décadas he gozado de la amistad de personas que se inclinan por sistemas de gobierno que excluyen las viejas aristocracias europeas. Alguno de ellos es un pleno convencido de que las monarquías son nada menos que parásitos de la sociedad. Sin embargo, si algo he aprendido en esta vida es a respetar a las personas y sus tradiciones. No todas las tradiciones son respetables pero aquellas que, como es el caso de las monarquías, no representan ningún daño a la humanidad nos queda la esperanzara de que algún día desaparecerán.   

jueves, 8 de diciembre de 2016

El movimiento "Birther" y la teoría del rumor

Durante la campaña electoral por la presidencia de USA del año 2008, el candidato por el partido demócrata Barak Obama tuvo que hacer frente a muchos rumores. Uno de esos bulos decía que éste estaba impedido de participar en la contienda, pues, había nacido en Kenia, Africa. En dos ocasiones, como candidato y como presidente, en 2008 y 2011, respectivamente, tuvo que publicar dos versiones de su partida de nacimiento. Y sin embargo, la medida no fue suficiente para frenar a tipos inescrupulosos como Donald Trump, quien en 2011 se puso al frente del movimiento "Birther". Es decir, todos aquellos que de manera ciega niegan la nacionalidad del primer presidente negro.


El día de ayer fui advertido de que continua el rumor que pone en duda el hecho de si en verdad obtuve el grado académico de doctor. Es decir tengo que hacer frente a mi propio "Birther", lo cual me parece gracioso. Esparcir rumores es propio de inescrupulosos. El "birther" no solamente refleja la maldad y la mala calidad de ser humano, sino que pone al descubierto su poca capacidad de argumentar con seriedad. El "birther" puede ser cualquiera, un candidato a presidente a USA, un rector o un decano. El patrón es el mismo: sembrar la duda. El movimiento "birther" tiene seguidores. Algunos se convierten en fanáticos y aunque se presenten pruebas que refuten la teoría conspirativa éstos no serán convencidos.

El caso del bulo sobre si en realidad obtuve el grado de doctor, pues, solo basta hacer una pequeña búsqueda en la web y se encontrará que el día 25 de julio de 2007 defendí con éxito mi tesis doctoral. De vuelta en El Salvador, para poder ser recontratado, presenté en septiembre de ese mismo año los resultados del examen a las autoridades de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura. De aquella fecha a esta parte ha pasado casi una década. Durante ese periodo de tiempo he entregado copia de mi título en, por lo menos, media docena de instancias dentro de mi universidad. Y ahí me ven todavía, haciendo frente al movimiento  "birther" versión guanaco. 

viernes, 2 de diciembre de 2016

Días de estrés y de nervios

Fue en una reunión de trabajo que oí decir que había que enseñar a nuestros estudiantes a trabajar bajo presión. Casi de manera automática otro de los participantes asintió, pues le pareció que aquella frase encerraba una verdad tan grande como un templo. Yo por mi parte me quedé callado. No tenía la energía de iniciar una discusión partiendo de una posición desventajosa. Sin embargo me quedé pensando en qué significaba aquello. Por una parte, quien soltó aquella frase podrá padecer de muchas cosas pero dudo mucho que padezca de ningún nivel de estrés. Por otra parte, los niveles de estrés y de nervios que se alcanzan cuando se es estudiante son muy altos como para querer incrementarlos aún más. 


Mucho del nivel de estrés que se ve al finalizar el ciclo académico puede ser reducido. Una parte proviene de la sobre acumulación de evaluaciones: exámenes, tareas, exposiciones, etc. Esta acumulación tiene su origen en la carencia de un programa de actividades. Es incontestable que cada asignatura tiene un programa de estudio pero su implantación en el aula requiere de la coordinación de muchos engranajes que nunca llegan a darse. Por otra parte, hasta la fecha no conozco a nadie que se haya tomado el trabajo de medir el tiempo que lleva realizar cada actividad exigida en una asignatura. De mi experiencia como estudiante de asignaturas online,  en plataformas como edX, he visto que hay un esfuerzo grande por tratar de dimensionar el nivel de exigencia de una asignatura en función del número de horas requeridas para asimilar el contenido expuesto. En esas universidades hay una búsqueda enorme por ser justo. Es decir, por asignar una carga adecuada, cuantificada en horas.

No me cabe duda que las exigencias del mundo laboral son muy duras. Las presiones del trabajo pueden ser agotadoras. Sin embargo, no por estar más estresado se será más productivo. Al final debería primar el rendimiento del trabajador en sus labores que verlo perdiendo los nervios.




jueves, 24 de noviembre de 2016

El fin de un nuevo ciclo se acerca

Hay algo de especial en estos vientos, éstos que antes llamábamos vientos de octubre y que ahora los tenemos con todo su esplendor en el mes de noviembre. Para mi representan siempre el fin del año escolar, sea éste universitario, bachillerato o educación básica. Al mismo tiempo, hay algo de mágico y de nostálgico en la época. Por una parte, pone nuestra mirada en las grandes fiestas de navidad y fin de año. Por otra parte, pone nuestro ojos en los logros alcanzados durante el año. 


¿Qué conseguimos este año? Para un estudiante universitario debería de ser motivo de orgullo el haber aprobado todas las asignaturas. Debe ser motivo de satisfacción el sentir que ha realizado su parte: su compromiso personal, con sus padres, con la universidad y con la sociedad. Para la institución llamada universidad también debería de ser motivo de orgullo el ver el éxito alcanzado por los jóvenes que acuden a ella. Al mismo tiempo debe ser motivo de preocupación el ver que muchos no consiguen progresar en sus carreras. Esa preocupación debería motivarla siempre a buscar soluciones que maximicen el rendimiento del estudiante y que eleven sus niveles de aprendizaje.

Con este nuevo fin de ciclo y fin de año, nos preguntamos ¿Ha cumplido nuestra institución su papel de conducir a su juventud al éxito? ¿Han estado a la altura las autoridades? Como profesor me hago esta pregunta recurrente: ¿Lo he hecho bien este año? 

Mucho habrá para reflexionar y mucho por mejorar, no nos cabe duda.

 






viernes, 18 de noviembre de 2016

El NO Colombiano

Durante más de un cuarto de hora compartí con seis personas un reducido espacio de no más de un metro cuadrado. Íbamos literalmente suspendidos en el aire. Nos juntó un funicular. Era el último tramo de Metro Cable, empresa colombiana que gestiona el transporte público mediante un teleférico. Ese tramo conecta el último barrio de los cerros de Medellín con un parque llamado Arví. Ese parque es parte de una gran reserva natural, orgullo de todos los antioqueños. Durante ese corto tiempo, las siete personas que, apelotonadas, levitabamos sobre la naturaleza, creamos unos lazos muy fuertes de empatía. 


Cuatro de ellos eran un grupo familiar. Personas muy entrañables. El padre se llamaba Bernardo y había llegado del campo a la ciudad huyendo de la guerra civil que, durante el período de distensión del presidente Andrés Pastrana, se había recrudecido con virulencia. No pasó mucho tiempo para que, de manera discreta, les preguntase cómo habían votado en el referendum recién pasado. Lo hice de forma separada, mientras hacíamos la cola para anotar nuestros nombres en una lista dispuesta para los que quisieramos una visita guiada alrededor del parque. El padre me dijo que votó al NO. No me dio tiempo de hacer más preguntas pero se notaba que deseaba explicarme sus razones. Luego pregunté a su hija qué había votado y me respondió que votó al SI. Quedé sorprendido. Padre NO, hija SI. 

El paseo por el parque dio tiempo para hablar. Bernardo me explicó que mucho antes que la guerra llegase a Antioquia, él era propietario de una granja de cerdos. Cuando, aprovechando las zonas de libre circulación de guerrilleros o distensión, la guerrilla llegó a su casa y con ello empezó la extorsión. La vida se hizo insufrible. Abandonó su tierra, su hogar, el hogar de sus padres y de los padres de éstos. Cuando llegó el momento de decidir si votaba a favor del acuerdo de paz alcanzado con las FARC le pudo más su odio hacia aquellos que lo habían agredido. 

Nuestra conversación empezó a tocar temas muy sensibles y, a su manera, me pidió no seguir hablando sobre ese tema. Terminamos nuestro recorrido por el parque y decidimos comer la comida que habíamos comprado al inicio de nuestro paseo. La tormenta que nos sobrevino en ese mismo instante hizo que buscáramos refugio en un pequeño techo que había por ahí. Eso ayudó a seguir creando ese ambiente amigable. Pasada la lluvia caminamos hacia la estación de Metro Cable. En un breve instante donde tuve a tiro de pájaro a padre y a hija les pregunté por qué habían votado de manera diferente. El padre se sorprendió. Siempre había creído que su hija había votado como él: NO. La hija nunca quiso contrariar abiertamente a su padre y le hizo creer que votaba como él. Sin embargo, ya no pudo ocultar sus sentimientos hacia el SI.

Ver a un padre descubrir que su hija tiene ideas políticas diferentes fue un poco fuerte. Pero, los latinoamericanos son muy buenos ocultando emociones. De manera muy espontánea aquello se disipó y pareció que tremenda diferencia de ideas era una nimiedad. 

Platicando con un deplorable

Fue quizá una de sus pocas subidas de tono. La histeria colectiva parecía posesionarse de muchos de los seguidores de Donal Trump. El insulto parecía no tener límites. Se arremetía contra la herencia mexicana de un juez, se denigraba a la mujer, se atacaba una de las cosas más laicamente sagradas: la familia de un soldado caído en combate. En general, se había perdido uno de los frenos sociales más importantes: el sentido de la vergüenza. Fue en ese contexto tan tenso que Hillary Clinton llamó deplorables a los seguidores de su adversario.


Esta semana tuve la oportunidad de conocer a un deplorable. No era un redneck, término despectivo por el que se llamaba a los trabajadores agrícolas de raza blanca. Era un ingeniero de telecomunicaciones que, ya jubilado, había trabajado para el proyecto Apolo que puso al primer hombre en la Luna. Este ingeniero hizo su carrera en el ejército americano y su vida gremial la enriqueció con el trabajo voluntario que demanda el instituto de ingenieros en electricidad y electrónica.

Durante la cena, por azares de la vida, nos sentamos uno al lado del otro. El tema del nuevo presidente electo había sido un tema recurrente. No pasó mucho tiempo para que apareciera sobre la mesa. No creo haber estado combativo en la conversación. Todo lo contrario, mantuve mucha curiosidad en saber cómo una persona con tanta educación, tanto roce internacional, se decantaba por alguien como el señor del pelo postizo. Hablamos muchos temas, la OTAN, Japón, Rusia, el estado del bienestar, el presidente Obama y, también, platicamos sobre su muy admirado presidente Reagan. De lo hablado quedó patente su desprecio por los últimos tres presidentes demócratas: Obama, Bill y el señor de la granja de cacahuetes. Por cierto, sobre éste último no recordaba su nombre. Intervine para recordarle que se refería al presidente Jimmy Carter.

La pregunta aún resuena en los oídos de muchos: ¿Cómo fue posible? ¿Cómo los americanos pudieron elegir al señor que presume de agarrar a las mujeres por la vagina? Me respondo diciéndome de una manera simple y directa: mira a tu alrededor, mira los líderes que tienes cerca de tí ¿Son ellos los mejores candidatos? La respuesta es NO.  

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Día de difuntos

Durante casi una década pagué una visita anual al cementerio de Armenia, Sonsonate. Ahí yace enterrada mi tía mercedes, lo más cercano que tuve a una madre. Lo hacía con el ánimo de ver a los vivos, es decir, a mis primos. Aún recuerdo la última vez que acudí al cementerio. Llegué desvelado. La noche anterior me había ido de fiesta y apenas había dormido. A unos diez metros de la humilde tumba de mi tía había una más elegante, ya debidamente limpiada. Mis primos no llegaban y el sueño empezó a apoderarse de mi. Cedí y decidí acostarme sobre aquella tumba que había llamado mi atención. Cogí mi acostumbrada pose de momia egipcia, con las manos entrecruzdas sobre el pecho y me quedé inerte. No sé cuánto dormí. Fueron minutos o fueron horas, no lo sé. Cuando desperté, me asustaron todos los cambios que se me vinieron encima. La luz era muy molesta, pues el sol del medio día estaba ya sobre mi cabeza. Asustaba la aparición de nuevas tumbas que, como efecto de la limpieza que hacían las personas, de repente habían surgido. El ambiente se había vuelto ruidoso debido a los borrachos que ofrecían sus servicios de limpieza. Todo me llegó de golpe. 

Cuando fui capaz de recuperarme giré mi mirada hacia la tumba de mi tía. Ahí estaban mis primos. Esperé un poco para reponerme completamente y me dirigí hacia ellos. Los increpé de por qué no habían ido a despertarme y me respondieron que me habían confundido con uno de los borrachos que andaban por ahí. Ya no puedo recordar de qué hablamos. Supongo serían los temas de siempre, de otros familiares, de amigos del pasado y de las cosas cotidianas de la vida.

Mi viaje al extranjero interrumpió aquella rutina anual. Los años que viví fuera crearon un parentisis que ya no volvió a cerrarse. La memoria de mi tía está y estará siempre conmigo. La llevo en lo más profundo de mi y es, por así decirlo, parte de mi ADN de vida. Mis idas al cementerio eran para mantener el contacto con los que compartí mi niñez. El contacto con los vivos. Ahora tengo un nuevo enfoque de vida. A los vivos mejor hay que verlos en cualquier lugar y no en un cementerio. 

miércoles, 26 de octubre de 2016

¿Está preparada la universidad para recibir estudiantes talentosos?

Fue a mitad de año. Fui invitado por el ministerio de educación para evaluar varios proyectos de robótica, desarrollados por estudiantes de tercer ciclo y de bachillerato del departamento de San Salvador. Ahí me encontré con mi amigo, el profesor Ángel Sánchez. Me dió mucha alegría verle. Me puso al tanto de sus nuevos proyectos y de sus experiencias pedagógicas. Al mismo tiempo me presentó al grupo de jóvenes que le acompañaban. Entre ellos se encontraba un chico que no hacía mucho había aparecido en los medios de comunicación por su destreza y su pasión por la robótica. Un chico humilde, con toda la apariencia de nerdo. Ángel me comentó de la pasión y de los grandes sueños de este chico. Al mismo tiempo, me comentó de sus problemas económicos y de sus esfuerzos por conseguirle, a través del MINED, algún tipo de apoyo. En confianza me comunicó que todos aquellos altos funcionarios de gobierno que lo utilizaban para hacerse fotos, básicamente le habían dado la espalda.


El día de ayer este joven pasó a visitarme. Venía confundido. 2017 sería su primer año en la UES. En la unidad de nuevo ingreso le habían advertido que su sueño de acceder a la universidad podría quedar truncado. Aquella amenaza, emitida por un funcionario público, resultó ser muy intimidante.  La razón esgrimida por aquel burócrata era que al no haberse sometido a la prueba de nuevo ingreso, su situación estaba comprometida. Aquí una de las grandes contradicciones de nuestra casa de estudios. Por una parte, intenta atraer talento, abriendo el acceso a aquellos estudiantes que hayan obtenidos excelentes resultados académicos, mediante la excepción del examen de ingreso. Por otra parte, sus funcionarios se encargan de espantarlos.

Mientras platicaba con este chico, no pude evitar observar su gran deseo por aprender. Ignorando por un momento la indiferencia con la que había sido tratado me preguntó si podía usar alguno de los laboratorios para desarrollar sus proyectos. Al oír aquello sentí mucha pena y mucha tristeza. La universidad no está preparada para recibir a alguien que aún no es alumno matriculado. Y si así lo fuese no puede recibir en sus laboratorios a quienes no sean alumnos de las asignaturas que usan esos laboratorios. Toda una contradicción al espíritu que dio origen a las universidades en la cultura occidental. 

Es mi deseo que todo le salga bien. Espero que en 2017 este joven sea parte de nuestra comunidad.   


sábado, 22 de octubre de 2016

Talento puesto a prueba

Tres de nuestros jóvenes, dos chicos y una chica, están en este mismo momento sometidos a una larga y extenuante prueba que tiene una duración de 24 horas. Concursan en una especie de maratón mundial de programadores. La competencia va ya por su décima edición y la participación de El Salvador va apenas por su segundo año. Cualquier universidad del mundo con rama estudiantil del IEEE puede conformar los equipos que desee y participar. El año pasado la Universidad de El Salvador conformó el primer equipo en participar. Quedamos al rededor de la posición 1500, de un total de casi 3000 equipos. Nada mal para ser primerizos.   


Participar en una maratón requiere preparación. Nuestra participación tanto la del año pasado como la de este año tiene su base, diría yo, más en la pasión que en la preparación. El equipo del año pasado y el de este se conformó con muy poca antelación y el apoyo que ha recibido ha sido muy modesto. Vale la pena mencionar que otras universidades a nivel mundial se toman muy en serio la competencia. Entrenan, ponen a disposición tutores y al final, como en toda competencia, obtienen las mejores posiciones a nivel mundial. Estas universidades tienen un compromiso muy fuerte con los jóvenes y los motivan a que participen en eventos internacionales. Al mismo tiempo apoyan ese esfuerzo.

No sé si en algún momento se oirá nuestra voz que pide apoyo y compromiso institucional. El concurso IEEEXtreme sería uno de los concursos que pondría a prueba la versión "jóvenes talento" de la programación salvadoreña. Con una gran diferencia: La participación internacional sería más barata pues no se requiere de desplazar los equipos de competidores al extranjero. Todo se puede hacer desde cualquier lugar que cuente con una conexión a Internet. 

En este mismo momento que termino de escribir esta entrada, nuestros chicos llevan ya 12 extenuantes horas de trabajo. No puedo menos que ofrecerles la mejor de las suertes: ánimo y a sacar el mejor resultado posible.

sábado, 15 de octubre de 2016

Tú primer experiencia con la U: El examen de admisión

Hoy es el día. Hoy es el examen de admisión de la UES. Para muchos será el primer contacto con la universidad. Será el primer día que ponen pie en un campus universitario. La experiencia puede ser intimidante y, en cierta forma, apasionante. Un sueño hecho realidad, empezar la universidad. Aspirar a tener una carrera profesional. Para algunos, los que vienen de fuera de San Salvador, incluso llega a ser su primer día en la capital de la nación. 

Las escenas de padres acompañando a sus hijos son variadas. Los hay que traen a sus hijos en vehículos y los hay que los acompañan en trasporte público. Por su forma de vestir suelen reconocerse los entornos sociales de los que provienen nuestros aspirantes. A veces gente muy humilde de zonas rurales. Se les nota impresionados con la infraestructura del campus universitario. Desorientados en cuanto al sitio donde tocará el examen. Y sin embargo, en sus corazones albergan la ilusión de que sus retoños serán los primeros de su familia en obtener un título universitario.


A todos los aspirantes no puedo menos que desearles buena suerte. El camino no es fácil y nuestro sistema lo complica aún más. Sin embargo, si algo debe empezar a forjarse es el carácter. La ambición por cumplir una meta. Y la entereza de querer alcanzarla. 

Buena suerte a todos.

viernes, 7 de octubre de 2016

La muerte de un ex-compañero y leyendas urbanas

El día de hoy recibí la triste noticia del fallecimiento de un antiguo compañero de clase. Uno de los estudiantes más brillantes que he conocido. Y sin embargo, no llegó a acabar la carrera. En su camino se interpuso una de las asignaturas del séptimo ciclo de la carrera de ingeniería eléctrica. Vino a San Salvador desde el campus de San Miguel, después de acabar allá sus dos primeros años de estudio. Era originario de Sesori y aquí en la capital de este país demostró unos grandes dotes de programador. Pocos le entendimos y menos aún le entendió su universidad. Los estudiantes capitalinos que tuvimos por compañeros se burlaban de él con escarnio.
Edwin Chávez, Sesori, San Miguel- San Salvador (2016).

Hay una leyenda urbana que se propaló entre nosotros y que aún me hace gracia. Aquella leyenda dice que siendo nosotros estudiantes de cuarto año, este compañero y yo, protagonizamos un combate cuerpo a cuerpo, al estilo de la WWE (World Wrestling Entertainement). Sé quién originó aquél bulo. Y aún pasados ya tantos años me parece inconcebible la capacidad del ser humano de inventar historietas. Edwin, como se llamaba mi compañero, contribuyó a construir una librería de funciones en lenguaje C que luego utilizaría en mi trabajo de graduación. Ese código era capaz de comprimir y descomprimir imágenes en un formato utilizado por la industria internacional de aquella época. El liberó aquél código cuando el concepto de software libre no aparecía siquiera en muchas universidades de primer nivel. Así fue Edwin, obsesionado con sus temas. Descuidado con las asignaturas. Incomprendido por sus compañeros y por sus profesores.

Entiendo que su muerte ha sido por causas naturales. Su partida me produce sentimientos encontrados. Un tipo brillante, su perfil de LinkedIn era envidiable. Un genio de la informática y las telecomunicaciones que no terminó la carrera, simplemente porque nuestras universidades no están preparadas para encausar tanta energía y tanta pasión por aprender.

Descansa en paz Edwin. Nuestro verdadero combate cuerpo a cuerpo aún está pendiente. Aún no sé si éste se llevará acabo en el cielo o en el infierno.  


¿Cuánto crees que puedes ganar en tu primer empleo?

Hace unas semanas una amiga que trabaja en un prestigioso banco internacional, que tiene operaciones en El Salvador, nos utilizó para entretener a un empresario ecuatoriano. Esta amiga consideró que sería buena idea poner en contacto a este empresario con alguien que pudiese hablar sobre temas que fuesen diferentes al trabajo. Y por ello  invitó a mi esposa y a mi persona a una pequeña excursión de un día por playas, restaurantes y centros comerciales de El Salvador. Hicimos el papel de guía de turistas y de animadores. Pero al mismo tiempo entendí algunas cosas de la situación del mercado profesional en la región centroamericana.

Este empresario ecuatoriano desarrolla aplicaciones informáticas para bancos. Tiene mucha experiencia y tiene ya una importante cartera de clientes. Conoce bastante los sectores de tecnología de varios bancos centroamericanos. 

Dentro de los temas que hablamos estaba el de las expectativas salariales de un profesional recién graduado con conocimientos de informática. Según me explicaba en países como Costa Rica y Panamá un recién graduado "demanda" salarios arriba de los US$1,000.00 dólares. Digo "demanda", así entre comillas, pues parece ser que en estos momentos ambos mercados tienen una amplia oferta de este tipo de empleos. Como consecuencia un profesional puede cotizarse mejor y buscar a aquellas empresa donde le paguen más. Según me transmitía esta información, notaba en su tono y en sus formas, un aire de desdén por aquellos mercados laborales. Y lo entiendo, desde su punto de vista de empresario, le parecía una barbaridad tener que pagar US$1,000.00 dólares a un recién graduado.

En El Salvador, en estos momentos, le comenté a este empresario, la mitad de aquella cantidad sería recibida con gran satisfacción. Tan deprimido está el mercado para profesionales que éstos tienen que conformarse con salarios bajos. A mi interlocutor aquello le parecía fantástico, tanto que habló incluso de poner una filial de su empresa aquí en el país. 


viernes, 30 de septiembre de 2016

Salarios de US$4,000.00

Conocí a Rigoberto cuando el siglo XX estaba por cerrar su ciclo. Para esa fecha él se encontraba trabajando en una empresa llamada AMNET e impartía clases en la UES  y en la UDB. Luego se cambió de trabajo y empezó a trabajar para una empresa que daba acceso a Internet a empresas mediante enlaces inalámbricos de alta velocidad. No mucho tiempo después se despidió de nosotros. Se marchó a USA a realizar sus estudios de doctorado. Durante la cena de despedida, no sé por qué razón, en algún momento de la conversación, nos comentó que dejaba un estupendo salario aquí en El Salvador por uno más reducido allá en Estados Unidos. Aquí en El Salvador, en el año 2000, llegó a cobrar los US$4,000.00 al mes. En USA su salario de estudiante de doctorado apenas superaría la mitad de lo que cobraba en El Salvador.

Hace poco más de un mes tuvimos a Rigoberto de visita en El Salvador. Vino a impartir un seminario sobre biometría. Durante uno de los recesos estuvimos hablando sobre el mercado laboral salvadoreño para los ingenieros. Nos comentó su reciente conversación con una importante gerente empresarial. Ella le comentó que aquel salario de hace 16 años ahora se pagaba, con suerte, a mitad de precio. Tanto se ha deprimido el salario de un ingeniero que en vez de incrementarse con el paso del tiempo se ha reducido con el transcurso del mismo. Ya no es extraño encontrarnos profesionales cobrando poco más de US$200.00.

Hay que reconocerlo: La segunda mitad de la década de los noventa y la primera mitad de la década de 2000 fue de expansión para muchas empresas del sector de tecnología. Había escasez de mano de obra cualificada y ésta se pagaba regularmente bien. El tiempo ha cambiado y el mercado laboral está muy deprimido. La oferta de empleos está muy superada por el número de profesionales que quieren acceder a puestos de trabajo. Esas dinámicas no deberían de ser ignoradas por nuestra facultad. La tradición ha sido que la universidad vive de espaldas a lo que sucede allá afuera. Y con ello nuestros graduados se ven indefensos para enfrentar los grandes retos por encontrar un empleo decente. Nuestros planes de estudios viven anclados al pasado.

Seguimos con el mismo esquema que dio origen a las carreras de ingeniería y de arquitectura, esquema que surgió en la década de 1960. Planes de estudios de 50 materias ya no tienen sentido. Ese tipo de plan de estudio tuvo su razón de ser en aquella época. Los tiempos han cambiado y así también debería cambiar el perfil del profesional graduado por nuestras universidades.

jueves, 22 de septiembre de 2016

El mercado laboral salvadoreño

Con cierta frecuencia publico ofertas de empleos que me llegan a través de mi red de contactos profesionales sean éstos conocidos o simplemente contactos a través de redes sociales. Entiendo la situación por la que pasan nuestros recién graduados o estudiantes que están apunto de terminar la carrera y que están en el proceso de búsqueda de su primer trabajo. Este proceso puede llegar a ser fuente de mucha frustración. Cada semana hablo con ellos. Un curriculum tras otro, en esta o en aquella empresa. Y cuando aparece alguna oportunidad piden experiencia, piden vehículo, imponen exigencias en cuanto a edad y en cuanto a género. A cambio se ofrece un salario miserable y unas jornadas de semi-esclavitud.


La economía no crece. Los salarios se han deprimido. La oferta laboral es raquítica. El número de empleos que se crea no se corresponde con el número de profesionales que demandan empleos. Todas esas variables convergen y producen como resultado profesionales mal pagados y poco motivados.

Y aquí es donde nuestros jóvenes, bajo la presión de esta encrucijada, deben de platearse diferentes escenarios, más allá de trabajar para una empresa. ¿Qué otras ofertas tiene un profesional joven? Pues una de ellas es estudiar o trabajar en el extranjero. Hace algunos años organizamos un evento sobre las posibilidades de estudiar o trabajar en Alemania. De aquella experiencias, por lo menos, un par de jóvenes se animó a emprender con ese desafío. Otro camino es trabajar de manera independiente. Ya son varios los graduados que conozco que se animaron a emprender sus propios negocios. Algunos de ellos se encuentran muy satisfechos. Quizá no sean millonarios. Pero he notado mucha satisfacción en ellos, pues, según sus palabras: son los dueños de su propio destino.

En esta entrada he mencionado únicamente dos posibles caminos. Hay muchos más. No hay que decepcionarse. Tenemos que confiar en nuestras habilidades y en nuestra capacidad de labrarnos nuestro propio destino.       

jueves, 15 de septiembre de 2016

La lucha por el primer empleo

Recuerdo aquella vez que uno de mis estudiantes me preguntó que con cuál asignatura técnica electiva podría asegurarse mejor futuro laboral. En un principio aquella pregunta parecía ingenua. Me limité a responderle que el futuro laboral en pocas ocasiones lo decide el haberse inclinado por esta o aquella asignatura. Pero que, por otra parte, era muy importante tejer una red de contactos que le permitiese estar al tanto de cuándo y dónde se genera una oportunidad laboral. En su caso, a pesar de haber empezado con un empleo precario, la fortuna le sonrió. Casi al final de su décimo semestre, cuando estaba culminando su quinto año, le surgió su primera oportunidad. Pocos meses después cambio de trabajo, mejorando su nivel de ingreso y sus expectativas de desarrollo profesional.


¿Qué se debe hacer para mejorar las probabilidades de acceder a un empleo? No hay una receta para esto. Pero una de las claves es tratar de desarrollar habilidades que, algunas de ellas, no se consiguen en el aula. Cultivar una red de contactos con los compañeros de estudios (futuros profesionales) es fundamental. Muchos de ellos accederán a puestos de trabajo antes que nosotros y tendrán conocimiento de nuevas plazas, de cómo hablar durante una entrevista, del perfil que buscan las empresas, etc. Esta información es valiosa para el que está buscando trabajo. 

Cultivar una red de contactos mientras se es estudiante requiere, también, no solo demostrar que se es, socialmente hablando, "buena onda". Si no también se debe de demostrar que se es un compañero comprometido con el trabajo de grupo. Pues, ¿Qué aliciente tendrá un compañero que ya esté trabajando en recomendarnos si de estudiante vivimos parasitando de los trabajos de grupo?  

También, es normal que le perdamos la pista a los compañeros que se van graduando. La rutina de la universidad, con sus exámenes, sus tareas y sus actividades, hacen que nos olvidemos de aquellos que han dejado de compartir con nosotros esas experiencias. Ese es un error. Hay que seguir cultivando la relación con los que se van yendo. Hay que invitarles a las defensas de trabajos de graduación, hay que proponerles que compartan con nosotros la asistencia a algún acto cultural. Todo este trabajo se llama networking. Y resulta ser vital para mejorar nuestras probabilidades de acceder a empleos. 

sábado, 10 de septiembre de 2016

Demagogo doméstico

Hace poco más de un año entró de manera formal a la escena política estadounidense el señor Trump. En aquella ocasión creía que era un payaso con dinero que más pronto que tarde se convertiría en el hazmerreír del circo político. Nunca pude estar más equivocado, aquel payaso se ha convertido en un demagogo peligroso que de perder las elecciones ha insinuado que alguien debería de asesinar a su rival político. Ese despreciable ser humano, en dos meses, recibirá el apoyo de cuarenta a cincuenta millones de votos. 


¿Cómo es posible que una persona como Trump esté  a un paso de ser presidente? Un demagogo de producción doméstica, made in the USA, está a un pequeño paso de hacer de la casa blanca su lugar de residencia. Este self-made demagogo no tiene una ideología como la tuvieron los brutales líderes europeos de la segunda guerra mundial. Su ideología es su propio narcisismo y su propia megalomanía, que le incapacita de sentir la más pequeña empatía por los demás. Este individuo, incapaz de identificarse con alguien más, recibirá el apoyo de entre cuarenta y cincuenta millones de ciudadanos, mayoritariamente hombres blancos.

Todo esto es una lección sobre la naturaleza humana. El liderazgo lo ejercen muchas veces los menos capaces, que con demagogia se las arreglan para conseguir el apoyo de ciertos grupos. Estos individuos inescrupulosos son capaces de distorsionar la realidad para conseguir su objetivo. No tienen la más pequeña empatía para con los suyos. 

viernes, 9 de septiembre de 2016

Los emails de Hillary

Resulta difícil no seguir lo que sucede en la campaña electoral de nuestro gran vecino del norte. Por una parte está el nombre de una mujer que, junto a su marido, ha dedicado su vida a la política. Por otra parte está un multimillonario demagogo. Como sucede en toda campaña electoral, el calor de la contienda exacerba los ánimos y hace que los contendientes se enfoquen en las miserias de unos y otros. 

Sobre la señora Clinton se explota su descuido en cuanto a uso de su correspondencia electrónica. De manera recurrente ese tema aparece una y otra vez. Además, su adversario ha amenazado a sacar a relucir los problemas de faldas que durante toda su vida tuvo su marido. Y así, nuevamente, quedará patente lo de siempre, es decir, que el aumento del calor de la campaña se traduce en una reducción en la inteligencia humana. La competencia por un cargo genera muchas fricciones. Son pocas las sociedades o los grupos sociales que tienen la capacidad de no verse embrutecidos por la rivalidad de sus representantes. Ambas partes se atacan tirándose peste y al final los más ignorados se vuelven aquellos a los que se debería ayudar. 

Resulta difícil ignorar lo que en pequeño, en materia de elecciones, produce la UES. Transcurrido ya un año de que se realizaron elecciones por el cargo de rector resulta que aún no hay ganador. Y probablemente, nunca lo habrá. Como miembros de la misma comunidad (la universitaria) hemos sido capaces de reproducir las miserias de una elección: dos candidatos y dos grupos cuestionándose mutuamente. Y sin embargo, solo hemos conseguido entrampar el proceso electoral hasta un punto donde, parece, ya no hay salida.


viernes, 2 de septiembre de 2016

Manos vacías

Hace más de un año, viniendo de Metrocentro a la Universidad de El Salvador me encontré en el autobús con un estudiante. Le pregunté cómo le iba en sus estudios. Me contestó que los había abandonado. Se notaba que hacía un esfuerzo por mostrarme que su decisión no había sido precipitada y que era consciente de las repercusiones que aquello tenía para su vida. Me contó que había empezado a trabajar en un "call center" y que ya no había tiempo para combinar estudio y trabajo. Sin embargo, después de charlar durante algunos minutos noté un poco de resabio en su tono. Observé cierto enfado hacia aquella institución en la que no había conseguido desarrollar su potencial.

Debo de reconocer que me causó tristeza ver a otro joven irse de la universidad con las manos vacías. Me quedé pensando durante mucho tiempo cuales habían sido algunas de las causas que condujeron a que aquel joven no hubiese acabado sus estudios. Algunas se encuentran en la misma institución. Resulta que después de haber estado durante cuatro años en la carrera de ingeniería informática decidió cambiarse de carrera. Y fue esa decisión la que le acarreó consecuencias graves.

No hay nada de malo en cambiarse de carrera. Sin embargo, cuando no existe un "common core" o un grupo de asignaturas comunes los cambios de carrera suelen ser muy perjudiciales. Una facultad como la FIA debe contar con un "common core" que facilite el cambio de carrera sin que esto perjudique al estudiante. Unos nuevos planes de estudios no deben de pasar ésto por alto.

Aquel joven del autobús también fue víctima de las arbitrariedades institucionales. Habiendo cursado Introducción a la Informática en la carrera de Sistemas Informáticos, más tres Programaciones y otro puñado de asignaturas del área de informática, pues, se le obligó a repetir Introducción a la Informática impartida por ingeniería eléctrica. Todo un absurdo: dos asignaturas con el mismo nombre, con casi el mismo contenido no son equivalentes dentro de una misma facultad.

Pero la arbitrariedad que cayó sobre este joven fue aún mayor, de proporciones indecibles. Este estudiante, mientras estuvo en la carrera de Ingeniería Informática, reprobó en dos ocasiones Física III. Pues resulta que de esa asignatura si le fue concedida equivalencia. Asignatura que no existe en el plan de estudios de Ingeniería Eléctrica. Se le concedió equivalencia, Física III por Electromagnetismo I. Con ello el citado joven se vio en la difícil situación de tener que cursar en tercera matrícula una asignatura que no había estudiado en su vida.

En general, todas estas arbitrariedades acaban dañando a los jóvenes, a sus familias y a la sociedad. 

viernes, 26 de agosto de 2016

La importancia de la asesoría

La falta de asesoría al estudiante de como navegar por la vida universitaria es evidente. Poco o nada hace la universidad por apoyarle. Solo aquellos que cuenten o que desarrollen su inteligencia social podrán sobrevivir nuestro imbricado sistema. Y digo inteligencia social por usar un término técnico de la psicología. Quizá son nuestros estudiantes primerizos los qué más ayuda necesiten pero de mi experiencia noto que, incluso aún, los que ya están haciendo el papeleo para graduarse necesitan orientación y palabras de ánimo. 


Esta semana tuve algunas conversaciones con un par de estudiantes que les falta casi nada para terminar la carrera. El número de asignaturas que les queda por cursar se puede contar con los dedos de una mano. Y sin embargo, los vi desorientados en cuanto a qué hacer para acabar tan pocas materias en el menor tiempo posible. Parece absurdo, ¿No? Con tan pocas materias, para un estudiante de tiempo completo, es cuestión de un ciclo académico ¿O, no? Pues la respuesta es no. Hay en marcha un sistema burocrático que, desde la concepción misma de nuestros planes de estudio, conspira por hacer permanecer a nuestros jóvenes mucho más tiempo del necesario.

La falta de asesoría es un problema grave. Pero más grave aún es la mala asesoría. Buscando ayuda, uno de estos chicos solicitó la asistencia de un colega. La orientación que recibió fue la siguiente: Tres ciclos académicos para cursar cuatro asignaturas. Hay que matizar que el caso de este joven tiene sus complicaciones. Pero la solución que le plantearon me parece, cuando menos, descabellada. Esa solución proviene de alguien que tiene su vida resuelta y que le da igual retener en la universidad a un joven nueve o doce años.

De mi conversación con aquel joven le dejé clara mi posición de que, al ser estudiante de tiempo completo, es muy importante terminar cuanto antes sus estudios. El no hacerlo significa un gran costo para él como individuo, para su familia que lo apoya, para la sociedad que subvenciona su educación y para las arcas públicas que no se benefician de no incorporar a la economía a una persona con mucho potencial.




jueves, 18 de agosto de 2016

Usain Bolt

Han sido ya varias veces las que he usado la foto de Usain Bolt. Casi siempre en esa pose donde, después de finalizada una carrera, se inclina hacia atrás apuntando al público con el dedo índice de su mano izquierda y amagando con el índice de su mano derecha. Particularmente, recuerdo una vez donde un grupo de estudiantes de la UES y de la ESEN, exbecarios de un programa de USA llamado SUSIs, me pidieron que les impartiera una charla de motivación sobre temas de liderazgo y superación personal.  


Aquella invitación me pareció curiosa. En primer lugar,  mis charlas habían sido sobre algún tema técnico. En segundo lugar, el perfil de aquel joven que se encargó de invitarme era el del activista inescrupuloso que recibe favores, como premio lo habían colado a un viaje a USA. También, me resultaba difícil de comprender cómo estudiantes de la ESEN, que tienen a líderes como la familia Poma, solicitaran a mi persona una charla de ese tipo. Sin embargo, acepté el reto.

Valió la pena aceptar el reto. Mi mensaje fue muy simple: Usain Bolt, como cualquier atleta de alto rendimiento, se levanta cada día a entrenar con un objetivo firme: ganar. Cualquier sentimiento de flaqueza debe ser superado por la ambición de alcanzar la meta. Para alcanzar esa meta hay una serie de pasos y de pequeños objetivos a cumplir. Los más pequeños y, quizá, los más importantes son los de cada día. Cada día se levanta y se vive con espíritu de competir, de querer ganar, de querer ser excelente.  

De todos los que me oyeron hablar, sentí que el mensaje resonó más en los oídos de los alumnos de la ESEN. Supongo que ellos están acostumbrados a oír que serán los que se comerán el mundo. Ellos serán los que dirijan y los que accedan a los mejores puestos de trabajo. 

sábado, 13 de agosto de 2016

Back to School

Hace unas semanas platicaba con un colega que trabaja a tiempo parcial como profesor. Platicar con él suele ser muy instructivo pues permite verme desde fuera. Me transmite el punto de vista de cómo nos ven desde la calle. Resulta casi inevitable hablar de la incompetencia de muchos de los dirigentes que la universidad tiene al frente. Sin embargo, hubo algo positivo dentro de aquella conversación. El comentario iba en el sentido de que la escuela de ingeniería eléctrica se había hecho más amigable. Con ello, entendí que quiso decir que su profesorado tiene un poco más de cercanía con el alumno.


Como hombre de números me gusta cuantificar todo. Resulta casi imposible medir aquello de ser más o menos amigable. A pesar de ello hay cosas que no se pueden ignorar. Atrás quedaron aquellos años donde, en tercero y cuarto año de carrera, abandonaban por decenas. En su mayoría, muchos de estos alumnos se iban a terminar la carrera a una universidad que está muy cerca de la iglesia Don Rúa. También, otro indicador que me llama la atención es que algunos de los que abandonaron y que no pudieron continuar con sus estudios, porque no tenían más que ponerse a trabajar, están volviendo. Aún son muy pocos, quizá uno cada año. En general, estos casos les queda menos de diez materias y alguna de ellas corresponde a una de esas asignaturas "yuca".

No es sencillo reincorporarse a la universidad después de haber dejado de estudiar. Se pierde la disciplina y es muy difícil enfocarse en la rutina de prepararse para exámenes, asistir a clases, hacer los laboratorios y entregar las tareas.  Además, la universidad no está preparada para orientar a estudiantes reincorporados. Es más no está preparada para dar orientación incluso a los que están aquí con nosotros y son estudian 24/7.

A aquellos que se han animado a volver solo puedo desearles suerte. Y a los que ya están en la carrera solo puedo pedirles que saquen las fuerzas para acabar cuanto antes. No es nada fácil retomar los estudios una vez se han abandonado. 

jueves, 4 de agosto de 2016

En defensa del ocio

El filósofo vasco Fernando Sabater publicó hace pocos días un ensayo defendiendo el ocio. En su ensayo hacía referencia a la peculiar necesidad de disculpar cualquier palabra que haga referencia a la interrupción del trabajo: sana diversión, merecidas vacaciones, descanso reparador, etcétera. Esos matices a los sinónimos del ocio tienen por objetivo no escandalizar a aquellos moralistas que asocian el ocio con vagancia. 

Si nos atenemos a la tradición judeo-cristiana el trabajo se instauró como castigo: "Te ganarás el pan con el sudor de tu frente". Sin embargo, las clases más conservadoras predican la moral del trabajo como si éste hubiese sido alguna vez beatificado.
Recuerdo aquella conversación que tuve hace ya muchísimos años con una colega. Me comentó una anécdota sin importancia pero que ilustra nuestra concepción sobre el ocio. Paseando por un centro comercial, a la distancia, vio como un grupo de estudiantes la evitaba. Su reflexión no pudo ser más acertada: ¿Porqué debería avergonzar a un joven el no estar estudiando en vacaciones? Aquella reflexión me quedó muy gravada en la memoria. No hay nada de malo en disfrutar del ocio. Irse, marcharse lejos puede ser una opción pero para aquellos que no pueden, pues, viajen dentro del interior de su cuarto y reflexionen sobre esta y única vida.

jueves, 28 de julio de 2016

Reprobación masiva (I)

Leyendo el periódico el día de ayer me encontré con una pequeña noticia relacionada con una escuela de ingenieros española. La noticia era que en la asignatura, que en nuestros programas de estudio equivale a, Mecánica de los Sólidos III habían reprobado, en el segundo parcial, al 99.2% de los examinados. Esa asignatura es de segundo año, dentro del plan de ingeniería aeronáutica de la Universidad Politécnica de Madrid, y la cursan más de 500 alumnos. Es una de las más selectivas. Para poder ser admitido en esa carrera se debe de tener una nota mínima equivalente a 81/100, en la prueba de selectividad.


Yo estuve en Politécnica de Madrid, pero como estudiante de doctorado. El trato que recibí fue muy diferente que el que noté recibían los estudiantes de grado. Como estudiante de doctorado, mi trabajo era de investigador en formación dentro de un laboratorio. Sin embargo, el jefe de mi grupo era un profesor con casi una década de "experiencia docente". Impartía una asignatura de segundo año llamada Sistemas Lineales (Análisis de Señales y Sistemas). De primera mano observé el pésimo trato  que daba a sus alumnos. La historia que había vivido y atestiguado a un lado del atlántico se reproducía en el otro lado: un mal profesor conduciendo  a un gran grupo de jóvenes brillantes al desastre. 

Aquellos alumnos españoles eran, de acuerdo a las pruebas de selectividad, los mejores. Y sin embargo, en su carrera los hacían sentir inferiores, el profesor se ensañaba y les hacía sentir indignos de estar ahí. De aquella fecha a esta parte, he notado que ha cambiado mucho la universidad española. Sin embargo, por la noticia del periódico del día de ayer noto que aún persisten las viejas prácticas.

jueves, 21 de julio de 2016

Mujeres en Ingeniería

Era evidente que algo había de diferente. Me lo hizo notar mi esposa. En la celebración del día panamericano del ingeniero, auspiciada por el IEEE sección El Salvador, había más presencia de estudiantes mujeres que en ediciones anteriores. Me alegró mucho que se notara ese cambio. Desde hace dos años que se creó el grupo Mujeres en Ingeniería, dentro del marco grupos de afinidad del IEEE. Su presencia es ya notoria, no solo en eventos sociales como lo fue la celebración del día del ingeniero, sino también en la organización de actividades técnicas.


Desde hacía casi una década que no se graduaba una ingeniera electricista. Durante el periodo 2008-2014 ninguna mujer obtuvo el título de ingeniera electricista. Esta nueva generación de mujeres representa ahora un punto de inflexión. Punto de partida a una ingeniería más incluyente, donde la mujer tenga su espacio para desarrollarse profesionalmente. 

El trabajo que queda por hacer aún es muy grande. Pero queda en evidencia que si se quiere se puede. El grupo de Mujeres en Ingeniería seguirá creciendo en la medida que colaboremos todos. Su expansión demostrará la evolución de esta sociedad.

sábado, 16 de julio de 2016

Un nuevo ciclo se acerca

Es casi un hecho, para el estudiante de la FIA el ciclo iniciará a la vuelta de vacaciones de agosto. La modificación al calendario académico señala que el periodo de clases/evaluaciones finaliza el 14 de diciembre. Y se alarga hasta la vuelta de vacaciones, en enero, con temas como suficiencia y entrega de notas. 

Nuevas materias, grandes expectativas. Rumores sobre tal y cual asignatura y sobre éste y aquél profesor. Y la vista puesta en la hoja de ruta, el plan de estudio. Aquí en esta entrada algunas sugerencias para sacar el mejor partido de este ciclo.


No podemos dejar evaluaciones regulares para la vuelta de vacaciones. Son muy pocos los estudiantes que tienen la disciplina de aprovechar ese mes que la universidad echa cierre a sus puertas. Se debe empezar con buen pie el ciclo. Eso requiere enfocarse en acudir a las clases, en estar pendiente del material que se va a evaluar en los primeros exámenes. No hay nada mejor para tener la moral alta que obtener una buena nota en el primer examen.

El esfuerzo, la firmeza y la perseverancia son los ingredientes claves del éxito. Ten confianza en ti mismo y ánimo este ciclo será de triunfos.  

jueves, 14 de julio de 2016

Premios y reconocimientos

No puedo recordar la primera vez que me acerqué a este grupo de jóvenes . Quizá fue cuando hicimos campaña, aula por aula, intentando que se matricularan y estudiaran de forma voluntaria uno de los cursos del MIT. O quizá, siempre dentro de ese mismo marco, haciendo un simulacro de inscripción de asignatura o cuando realizamos algún experimento loco, como aquel de quemar pepinillos. En cualquier caso el día de ayer, dos de esos estudiantes recibieron el premio que confiere la asociación de ingenieros ASIMEI. Todo un gran logro para ellos.


Entre los galardonados estaba Rox. La primera chica que termina la carrera en menos de seis años, la primera presidenta de la rama estudiantil del IEEE, la primera coordinadora del grupo mujeres en ingeniería de la rama IEEE-UES, la primera estudiante mujer en ser galardonada con el premio ASIMEI. La primera en casi todo lo que ha hecho. 

No puedo menos que sentir alegría por todos estos triunfos. Sé que no le ha sido fácil. Por su condición de mujer, a veces, alcanzar esos logros le ha costado aún más. Y sin embargo, ha sabido encarar la adversidad, marcando el paso y sentando el ejemplo para todas aquellas que luchan por mostrar la madera de que están hechas. Adelante Rox, adelante WIE!

sábado, 9 de julio de 2016

Cinco de cinco (5/5)

En las redes sociales observo como algunos se animan a compartir sus resultados académicos. Publican en sus muros: Cinco de cinco (5/5) o cuatro de cuatro (4/4). Con alegría y con orgullo, provocando una que otra envidia, comparten lo que para ellos es un gran logro. Y con razón. Es el fruto de mucha horas de trabajo, de estrés, de hambre, de sueño, de alegrías y de momentos memorables. 
Debería ser motivo de orgullo para un profesor compartir la misma alegría. La alegría de que se trabaja para sacar adelante a la juventud. Yo no puedo menos que compartir la felicidad que expresan aquellos que muestran orgullo en su éxito, parte de ese éxito es mío. Pero al mismo tiempo, es mío el fracaso de aquellos que no vieron cumplidas sus expectativas. Y el sentimiento de frustración también lo comparto. Y me obliga a pensar, en una de mis ideas recurrentes: ¿Qué puedo hacer para conducir a más jóvenes al éxito?

No hay una única respuesta. Los problemas que afrontan los jóvenes universitarios son muchísimos, y de muy diversa índole. Identificar aquellos sobre los que se puede tener soluciones debería ser el objetivo de los que se dice trabajan forjando el futuro de la sociedad.


jueves, 7 de julio de 2016

San Fermín

Nunca tuve afición por los toros. Tampoco por el subidón de adrenalina que produce un encierro taurino. Sin embargo, todas la variables se conjugaron para que me decidiera por visitar Pamplona. Ahí residía un colega y no pude negarme a visitar la meca de la tauromaquia. Pamplona es una ciudad pequeña que en la época de San Fermín se expande hasta lo indecible. Acude tanta gente que da la impresión que, temprano por las mañanas, la misma tierra los vomita. Debajo de cada árbol, en cada parque, se encuentran grupos de personas que fondearon ahí mismo la noche.


La serie de encierros es lo que trasciende al mundo. Pero Pamplona, durante los Sanfermines es la cuna del exceso.  

Siempre he creído tener la mente abierta. Y cuando llegué a Pamplona me había preparado para no sorprenderme. Imposible. El día uno empezó con el chupinazo, que es simplemente el pistoletazo de salida. El inicio de lo que viene. Y que mejor manera de arrancar con el primer chupinazo que bebiendo y comiendo. Así empezó aquello con un gran banquete de desayuno. Y ahí mismo me di cuenta que no podría mantener el ritmo de mis colegas. Rápidamente, me volví un espectador, un simple y vulgar testigo que da fe de que Sodoma y Gomorra era un cuento infantil. 



sábado, 2 de julio de 2016

Brexit. Viejos vrs Jóvenes

Es el profesor más longevo de la facultad. He visto como el jefe de su unidad, en su cara, bromeaba sobre su edad. Con descaro, sin disimular la falta de respeto, le comparaba con el matusalén de la biblia, quien se dice vivió 969 años. Nunca me he atrevido a preguntarle su edad. Algunos dicen que es ya nonagenario, yo estimo que aún es octogenario. De cualquier manera, recuerdo una conversación que tuvimos en la cafetería. Me recriminó que hubiese abanderado el sentimiento contra los profesores ya jubilados y recontratados, que son muchos. 

Durante mi participación en las elecciones del pasado septiembre, mis adversarios machacaron en los profesores el discurso del miedo. Aquél que decía que un joven al frente de la facultad iba a despedir a los viejos. Aclaré a mi colega, quien había sido víctima de aquel bulo, que no fui yo quien originó toda aquella desinformación. Que simplemente él se había tragado el cuento del miedo.

El discurso del miedo es una buena herramienta para mover votantes. Tomando como ejemplo el reciente referéndum del Reino Unido, los viejos fueron persuadidos, entre otras cosas, de que los extranjeros provenientes de Europa amenazaban la existencia misma de la nación. Por otra parte, los jóvenes que saben y aspiran vivir en un mundo más interconectado no se tragaron aquella píldora. La diferencia entre el voto joven y el voto viejo fue muy marcada. Ganó el conservadurismo.

jueves, 30 de junio de 2016

Salarios miserables

Fue un día cualquiera. Un estudiante se me acercó a pedirme información sobre las facturas de electricidad de nuestra universidad. Como no tenía las más recientes aproveché para invitarle a que fuéramos a solicitarlas. El proceso duró un par de horas y me dio tiempo para preguntarle sobre su nuevo trabajo. Me comentó que recién lo había abandonado. Estuvo ahí poco más de dos meses. El primero, lo empezó cobrando algo muy cercano al mínimo del sector comercio, unos US$250. El siguiente mes no cobró nada. El día de pago no recibió nada. Como explicación le dijeron que al estar en los meses de prueba aquello era "normal". Normal no cobrar tu salario.

Oír ese tipo de anécdotas produce una mezcla de emociones: rabia e impotencia son algunas de ellas. Por una parte, tenemos a los empresarios que tienen instaurada una cultura de desprecio al trabajador y a su salario. Por otra parte, están los mismos empleados que se rigen bajo el código: Si eres nuevo tienes que "pagar derecho de piso". 

Durante mi  conversación con aquel joven era fácil darse cuenta de que por mejor cualificación que tenga un profesional, pues, si se le paga mal, éste dará de si el mínimo. Bastó un mes para que se diera cuenta de que no importaba su esfuerzo, su empeño, su dedicación. La cultura de trabajo instaurada era aprovecharse del que está debajo y, únicamente, frente al jefe, pretender que se trabaja. 

sábado, 25 de junio de 2016

Mundillo ONG

Es una de las conversaciones más cínicas que le oí mantener. Durante más de una década esta persona ha trabajado en el mundillo de las organizaciones no gubernamentales. En aquella ocasión me comentaba algunas de sus actividades semanales. Una de ellas había sido una reunión de trabajo en uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad. Me pareció contradictorio. Reunirse en un restaurante de mucha clase y, al mismo tiempo, planificar programas sociales: destinados a ayudar a los pobres. A mi cuestionamiento, con mucha sorna, respondió que lo que intentaban dejar claro, reuniéndose en ese lugar, era "a lo que aspiraban los pobres". Es decir, comiéndose un gran "churrasco argentino" se demostraban asimismo el futuro que deseaban a los pobres.

El mundillo ONG es muy complejo. Da mucho trabajo en este país. Hay un par de esas instituciones que superan el tamaño de algún ministerio salvadoreño. Por encima de esta gente están los "donantes", mecenas de la ayuda al desarrollo. Este otro grupo está compuesto por diplomáticos y políticos de las cancillerías del mundo. Estos se encargan de que la ayuda al desarrollo se convierta en un instrumento de "influencia" sobre los estados receptores.

De todo esto, sigo aprendiendo que no hay nada romántico en los programas sociales y en la cooperación al desarrollo. Su objetivo puede ser fantástico, similar al trabajo de las iglesias que se encargan de llevar almas al cielo y rescatarlas del infierno, pero hay que quitar el romanticismo. De éstas, al igual que de cualquier institución o de cualquier funcionario, hay que demandar resultados.


viernes, 24 de junio de 2016

De pobres y burros

Durante casi toda mi vida he mantenido distancia sobre ese tipo de eventos que reúne a centenas de personas en hoteles cinco estrellas, con comidas de hasta 8 cubiertos, donde se platica sobre pobreza. Ese tipo de evento suele juntar a empleados de ONGs, a empleados y altos burócratas de la cooperación internacional y, por supuesto, a funcionarios de gobierno de todo nivel. Al ver a toda esta gente, cada vez que por una u otra razón me toca asistir a un evento de este tipo, no puedo evitar pensar lo inútil que debe de ser, para algunos, el trabajo que desempeñan. 


Esta semana tuve que impartir una charla dentro de un foro sobre "Desarrollo Digital". Desde el enfoque de la Internet y de las comunicaciones móviles, se abordaron temas como los servicios financieros, el cambio climático y el emprendedurismo. Mi charla estuvo precedida por la de una señora de apellido Kuri. En la agenda especificaba que ella hablaría sobre la necesidad de la inclusión digital. Oír hablar a esta señora fue muy interesante, pues reafirma la visión que las clases conservadoras tienen sobre la pobreza. Como ejemplo de su argumentación tomó a su sirvienta, a la que por cierto describió no como su criada sino como "una persona que trabaja para mi". Según esta señora su criada es poco más que un burro. Su acceso a Internet, a diferencia de ella y de sus hijos, lo ocupa para consumir basura en redes sociales. 

Una búsqueda rápida en redes sociales sobre esta persona conduce a ver que es una empresaria. Su empresa "contribuye a la reducción de la pobreza y facilita el desarrollo empresarial en El Salvador." Creo haber entendido un poco más este círculo. Por una parte están esta especie de empresas parásitas, por otra parte está la cooperación internacional y, cerrando el círculo, por último, están los burócratas. A todos les gusta hablar de pobreza mientras se engulle un buen "filet mignon".

sábado, 18 de junio de 2016

SUFI

Sí, el Doc fue a sufi. Debo reconocerlo, y que mejor sitio que este blog. En mi última entrada escribí sobre el umbral que determina si se aprueba una asignatura. Hay más umbrales. Un promedio global de notas superior a ocho determina si se evita el trabajo de graduación. Uno inferior a siete, si se agrega carga extra al plan de estudios. Un promedio de nota final de reprobado superior a cinco garantiza el derecho a un examen extra llamado suficiencia. No sé quien inventó ese nombre, pues la palabra suficiencia es sinónimo de pedantería, de engreimiento y de, paradójicamente, capacidad. 


No fue en la FIA. Fue en Ciencias Naturales. Después de acabados mis estudios de ingeniería, y como una forma de auto-prepararme para estudios de posgrado, decidí que era bueno para mis aspiraciones estudiar la licenciatura en Matemáticas. Fue una de esas asignaturas la que me llevó a casi reprobar mi primera asignatura. 

Poco antes de la vacación de diciembre recibí el resultado de reprobado. Ese resultado fue el producto de la combinación de muchas variables. Un profesor primerizo que apenas controlaba el tema agregó desanimo a mi trabajo como estudiante. También, debo reconocerlo, mi pobre implicación en el desarrollo de aquella asignatura fue el factor determinante. 

Suficiencia fue programado para la vuelta de vacaciones, en el mes de enero. Me dije a mi mismo que la motivación de estudiar matemáticas no era un título sino aprender y aprender como forma de prepararme para otro reto más grande. El resultado de aquella prueba tuvo un final feliz. Superé el examen de suficiencia.

viernes, 17 de junio de 2016

Umbral: 6.0

6.0 es el umbral que define dos estados. Debajo de eso estás reprobado. Arriba: aprobado. Es solo un número y sin embargo, en la psique de nuestros alumnos significa muchas cosas. Para algunos es un número del cual lucharan por distanciarse. Para otros, es un número el cual intentarán alcanzar. Mismo número, dos enfoques diferentes.


Ayer por la mañana se me acercaron un par de estudiantes que estaban a una décima de alcanzar ese número, ese umbral. Uno de ellos, visiblemente incomodo, visiblemente avergonzado. No encontraba la manera de pedirme que lo sacara de esa situación. Situación provocada, probablemente, por creer que puedes conformarte con el mínimo: con el umbral. Para superar el mínimo este joven necesitaba nada más que obtener poco más de dos puntos en su examen final.  Y ese fue su error: apostar por el mínimo.

No se puede pensar en sacar adelante a esta sociedad si nuestras aspiraciones se reducen a cumplir con el mínimo. Esta sociedad saldrá adelante si somos más ambiciosos en nuestras metas. El mínimo es una línea base, una referencia que hay que superar. Y superar con distancia. Nuestra meta debe ser apuntar a lo más alto. A alcanzar el máximo.

  

sábado, 11 de junio de 2016

Petrov

Sus antiguos amigos aún le llaman Petrov. Un nombre que hace referencia a su pasado de alcohólico. Entiendo que Petrov hace años que se alejó de la bebida y de los amigos que la incitaban.  Ahora Petrov se toma la vida con mucha calma. Petrov quizá fue de aquellos que vio la muerte muy de cerca. Ahora vive cada día como si fuera el último, sin prisas. Petrov aún sigue siendo profesor.


Casi cada semana me encuentro a este colega paseando en solitario. Únicamente solemos intercambiar un amistoso saludo. Sin embargo, recuerdo aquel día que nos entrecruzamos. Durante más de cinco minutos coincidimos en la misma ruta. Aquella casualidad permitió que por primera vez intercambiáramos algunas palabras. Se quejó de la deficiencia del estudiante que accede a la universidad. Para ilustrar su punto de vista me hizo un símil. Se comparó asimismo con una cortadora textil del tipo industrial, de esas que usan en las grandes naves textiles salvadoreñas. Por supuesto, el estudiante era la materia prima. La tela que había que moldear.  Según él, una tela que al primer contacto con la cortadora se hacía trizas. 

Me dije a mi mismo: ahora entiendo cuál es el mecanismo de protección de esta persona: "La culpa no es mía, la culpa es de los que vienen a mí con la mala calidad de una retazo de tela."