La falta de asesoría al estudiante de como navegar por la vida universitaria es evidente. Poco o nada hace la universidad por apoyarle. Solo aquellos que cuenten o que desarrollen su inteligencia social podrán sobrevivir nuestro imbricado sistema. Y digo inteligencia social por usar un término técnico de la psicología. Quizá son nuestros estudiantes primerizos los qué más ayuda necesiten pero de mi experiencia noto que, incluso aún, los que ya están haciendo el papeleo para graduarse necesitan orientación y palabras de ánimo.
Esta semana tuve algunas conversaciones con un par de estudiantes que les falta casi nada para terminar la carrera. El número de asignaturas que les queda por cursar se puede contar con los dedos de una mano. Y sin embargo, los vi desorientados en cuanto a qué hacer para acabar tan pocas materias en el menor tiempo posible. Parece absurdo, ¿No? Con tan pocas materias, para un estudiante de tiempo completo, es cuestión de un ciclo académico ¿O, no? Pues la respuesta es no. Hay en marcha un sistema burocrático que, desde la concepción misma de nuestros planes de estudio, conspira por hacer permanecer a nuestros jóvenes mucho más tiempo del necesario.
La falta de asesoría es un problema grave. Pero más grave aún es la mala asesoría. Buscando ayuda, uno de estos chicos solicitó la asistencia de un colega. La orientación que recibió fue la siguiente: Tres ciclos académicos para cursar cuatro asignaturas. Hay que matizar que el caso de este joven tiene sus complicaciones. Pero la solución que le plantearon me parece, cuando menos, descabellada. Esa solución proviene de alguien que tiene su vida resuelta y que le da igual retener en la universidad a un joven nueve o doce años.
De mi conversación con aquel joven le dejé clara mi posición de que, al ser estudiante de tiempo completo, es muy importante terminar cuanto antes sus estudios. El no hacerlo significa un gran costo para él como individuo, para su familia que lo apoya, para la sociedad que subvenciona su educación y para las arcas públicas que no se benefician de no incorporar a la economía a una persona con mucho potencial.
Elegimos la academia porque nos gusta ayudar a los alumnos, pero los hay que están ahí porque no encuentran trabajo en otro lugar y no hay ninguna consideración por los estudiantes.
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