Hace un par de días se acercó un exalumno a mi laboratorio. Después de un corto ¿Qué tal? Me soltó, a quemarropa, una seca pregunta: ¿Cómo es eso de graduarse en seis años? Debo decir que mi relación con él es estupenda. El es un empresario que mantiene el vínculo con su alma mater. Cada vez que podemos implicarlo en actividades académicas lo hacemos, y él colabora con toda alegría. Por ello sabía que su pregunta tenía dos razones: La primera este blog; la segunda la ruptura con el paradigma de que graduarse de ingeniero o de arquitecto requiere de almenos una década de esfuerzo.
Sé que es fácil caricaturizar propuestas. Y la de reducir el tiempo (acercándose a los establecidos en el pensum) que lleva obtener una titulación académcia podría etiquetarse de demagógica.
Sin embargo, cuando en una facultad solo el 1% de los estudiantes se gradúa en su tiempo podríamos empezar a pensar de que quizá haya algún problema. Y esto es lo que señalo: no podemos seguir ignorando esa realidad. Graduar únicamente 1% representa problemas, quizá muchos de ellos complejos. Pero es tiempo de identificarlos y resolverlos.
Por mucho tiempo los profesores han vivido culpando al resto del sistema educativo (educación básica, bachillerato) de mala calidad en la formación de los estudiantes. Es muy fácil encontrar excusas y evadir nuestra responsabilidad ante un problema. Es parte de la naturaleza del miedo y, por tanto, de los cobardes, buscar la culpa de un fracaso y frustración en causas externas, antes que reconocer nuestras propias faltas y errores... Es como el alcoholismo: el primer paso es reconocer que se tiene un problema.
ResponderEliminarHola Carlos, me he alegrado encontrármelo por aquí. Gracias por visitar este humilde espacio. Como usted dice, el primer paso es reconocer que hay un problema.
Eliminar