domingo, 31 de diciembre de 2017

Recuerdos de andalucía

Mi primera estancia en España fue como estudiante de intercambio y la realicé en la Universidad de Almería, el programa nos hospedó en un albergue administrado por el gobierno andaluz, la Junta de Andalucía. Nuestro grupo de becarios estaba conformado por estudiantes y por profesores de universidades latinoamericanas. A los que íbamos bajo la categoría de estudiantes nos metieron en habitaciones compartidas. A los profesores les dieron habitación individual. El albergue era un proyecto del gobierno andaluz que subsidiaba la vivienda a estudiantes y, además, daba acogida a estudiantes y a profesores visitantes. 

Campus de la Universidad de Almería, España.

Además de los estudiantes andaluces identifiqué entre los huéspedes a un grupo de jóvenes africanos. Al igual que los que habíamos llegado procedentes de la américa hispana los africanos se movían también dentro de su propia tribu. En general los jóvenes andaluces fueron muy abiertos y amigables. Para el corto tiempo que nos movimos entre ellos recuerdo que pudimos entablar empatía con muchos de ellos. Sin embargo, noté que el grupo de jóvenes africanos lo tenía más difícil. Su comportamiento era más huraño y la barrera del idioma hacía mucho más difícil entablar un tema de conversación. Ellos no tenían vínculo alguno con la universidad y nuestros esporádicos encuentros se reducían al comedor o a algunos de los salones destinados a la recreación. 

A manera de detalle había llevado conmigo algunos souvenir que pensé regalar a mis colegas españoles. Desde El Salvador, llevé conmigo llaveros y algunas muestras de artesanía en madera. Mi idea era ofrecerlos como  símbolo de amistad a mis colegas universitarios, pues, después de todo, estaban obligados a recibirnos y a atendernos como sus iguales. Sin embargo, transcurrieron las semanas y la empatía con ellos nunca floreció. Los profesores y los becarios se mostraron siempre muy ocupados. Fueron siempre muy educados pero nunca tuvieron tiempo, como tampoco la curiosidad, de conocernos y ni mucho menos de echar a andar algún plan de trabajo. Básicamente nos abandonaron a nuestra suerte. 

Quizá fue el hecho de ver que se agotaba el tiempo de mi estancia en el albergue y que volvería a El Salvador  lo que me hizo acercarme al grupo de jóvenes africanos. Les pregunté de dónde eran y que hacían ahí. Me resultó difícil entender su historia, mi bajo nivel de inglés y su fuerte acento africano hicieron casi imposible el que yo pudiese entender un concepto nuevo: el del joven inmigrante ilegal africano. En un principio ni ellos ni yo encontrabamos un punto en común sobre qué hablar. Uno de ellos, originario de Liberia, fue el que se mostró más desinhibido al hablar. Recordé que de ese país era originario uno de los grandes futbolistas de ese año. Aún puedo recordar como sus ojos se crecieron y se hicieron más brillantes cuando me oyó pronunciar el nombre de su ídolo, George Weah.

Mientras conversaba recordé que llevaba encima mis souvenir. Sin dudarlo les regalé todos los recuerdos que en un principio había pensado regalar a mis compañeros españoles. Nunca volví a saber más  de los jóvenes africanos como tampoco de mis colegas almeriences. Poco después de hablar con ellos fueron trasladados a otro sitio. Nunca supe si fueron deportados a sus países o si se les confirió algún tipo de residencia en España. Simplemente desaparecieron y pasaron a formar parte de mis recuerdos por tierras andaluzas. 

domingo, 17 de diciembre de 2017

Veo muchas banderas españolas, en España

Llegar a Valencia siempre es una experiencia sublime. No importa si es por tren o por avión. Suelo intentar imaginar cómo a mi mujer se le superponen las emociones al reencontrarse con su familia, con los suyos. Llegar por avión, tiene detalles diferentes a llegar por tren. Desde el aire se puede apreciar, desde la altura, muchísimos detalles de esta comunidad y su hábitat: Sus parques naturales, su lago, sus cultivos y la ciudad. Luego está el reencuentro, la curiosidad por los cambios. El viaje en coche desde el aeropuerto hasta casa. La ansiedad por saber que ha pasado durante la ausencia. La cara pegada a la ventanilla para tratar de identificar cambios. Y, ahí, uno de ellos muy evidente: Las banderas rojo amarillo de España. Sin poder evitarlo, mi mujer suelta la frase: Veo muchas banderas españolas! Inmediatamente, recibió como respuesta: ¿Porqué no? Y ahí acabo el intercambio de ideas, la felicidad del reencuentro no daba para detenerse a discutir temas complicados.


Pero no he podido quitar de mi cabeza aquella escena. Es evidente el gran número de banderas españolas que cuelgan de los balcones de muchos apartamentos. Las reivindicaciones nacionalistas ya no se disimulan. El despliegue de la bandera española como símbolo de un nuevo nacionalismo emergente: el nacionalismo español en contraposición al nacionalismo catalán. No hace mucho, desplegar una bandera española era sinónimo de ser facha, es decir, fascista vamos. Ahora, aquí en Valencia, es sinónimo de anti catalanismo, del que quiere la independencia.

En cada una de las reuniones que he participado ha surgido el tema del independentismo Catalán. De lo que he observado se ha impuesto una caricatura del problema, una simplificación que no permite ya reflexionar. Y ahí es donde las banderas ayudan a empeorar el problema, pues, con el simple hecho de desplegar una la gente se identifica automáticamente con un bando. Dando portazo con ello a siquiera tratar el tema. La brecha entre independentistas y no independentistas es ya muy grande, algunos creen que ya es insalvable.

Como una manera de mostrar optimismo dentro del problema del independentismo catalán pienso en Bélgica, un país partido por la mitad (Flandes y Valonia). A veces parece que bélgica se romperá en cualquier momento, pero las fuerzas internas y externas son siempre mayores y el país encuentra la manera de seguir unido. Quizá lo mismo suceda con los catalanes y el resto de España. Habrá que encontrar la manera de no tensar demasiado la cuerda y dejar abiertos puentes de diálogo. No vaya ser que aquí, con el humor tan visceral hispano, la cosa si acabe rompiéndose.

Eh, ahí está tu amigo!

Suelo presumir de lo poco que me afecta el jet lag, es decir, el ajustar el reloj biológico al cambio de hora cuando se realiza un viaje de avión con muchos usos horarios. Mi técnica consiste en conseguir dormir lo más posible durante el viaje. Pero nadie en su sano juicio debería de presumir de superpoderes, capaces de controlar la biología de su propio cuerpo. Y ahí, el segundo día después de haber cruzado el atlántico, echado en el sofá me encontraba viendo la tele junto a mi suegro, mientras salían las noticias, yo luchaba por mantenerme despierto. Luchaba por mantener el control de mi cerebro, parte de él simplemente se apagaba. Una pequeña parte del cerebro hacia un esfuerzo enorme por concentrarse en el telediario de la noche. En medio de esa batalla, oí que mi suegro gritaba señalándome la tele: ahí está tu amigo. Al no observar respuesta en mi, pero identificando algunos signos vitales que daban muestra que estaba con vida, volvió a la carga, tratando de llamar mi atención me espetó: oye, ahí está tu amigo.


Mi amigo, según mi suegro, el de la tele, era Pablo Iglesias o como se le conoce en casa: El Coletas. Pablo Iglesias es el fundador, actual secretario general, amo y señor del partido de izquierda llamado Podemos. Pablo y su partido irrumpieron en 2015 representando una izquierda joven, populista, beligerante y, quizá, demagoga. Su movimiento, como fenómeno social, me sorprendió mucho. Tanto que, aprovechando mi estancia en España durante las navidades de 2015, habiendo elecciones presidenciales, le pedí a mi mujer me acompañase a un mitin de Podemos. De aquello hace ya dos años. De aquella fecha a esta parte mucho ha cambiado el escenario político español. Por una parte, mi amigo, como me lo etiquetó mi suegro, se ha consolidado como actor político. Por otra parte, los problemas de actualidad de la sociedad española son muy diferentes.

En 2015 el tema de primera plana era la corrupción, el desempleo y la irrupción de dos nuevos movimientos políticos, liderados por treintañeros. Hoy, en 2017, el tema principal es  el nacionalismo catalán. Y no es para menos, de su solución dependerá que mejore la convivencia de los ciudadanos que conforman este país.

Al igual que hace dos años, llego a España en medio de unas elecciones. Estas no son generales sino locales, celebradas de manera forzada en la comunidad autonómica de Cataluña. Sin embargo, la cobertura mediática equivale a las de unas elecciones generales. El sentimiento que me encuentro aquí en casa es de enfado hacia los nacionalistas catalanes. Un enfado que no escucha razones. Un enfado, diría yo, del tipo peligroso. De aquel que cierra las puertas del diálogo y que no ve más allá que el aplastamiento del adversario, convertido ya en enemigo. No importa cuál sea el resultado de esas elecciones, la brecha que abrieron los políticos es ya muy grande. Familias, amistades y relaciones rotas. Ese es el balance dejado por el procés

sábado, 16 de diciembre de 2017

Retomando la tarea de escribir

Parecería que escribir fuese una tarea sencilla. Sin embargo, no lo es. Si fuese sencillo estaría rodeado de autores de libros. Todo lo contrario, apenas conozco algunos. Como una manera de forzarme a escribir, decidí mantener vivo este blog. Y desde el mes de junio que, hace cinco meses ya, no escribo nada. Escribir es una disciplina en si misma. Por una parte, nos obliga, como quien hace deporte, a enfocarnos en una tarea concreta. Por otra parte, como el atleta, escribir nos exige a estar en forma. Si se pierde la disciplina, se pierde la forma, y retomar el ritmo requiere de un esfuerzo tremendo.


Fueron varios lo hechos que me llevaron a suspender mis entradas a este blog. No fue pereza, ni mucho menos. Han sido una cadena de eventos que exigieron de mucha escritura, del tipo legal en algunos casos.  Esos eventos aún no han sido superados, todo lo contrario, creo que irán in crescendo, pero haré un nuevo esfuerzo por seguir escribiendo y publicando entradas en este blog. Esa es una de mis promesas para este nuevo año, el continuar publicando entradas. Los temas serán siempre los mismos, es decir, mi punto de vista sobre el ser humano, la sociedad, las instituciones, y la vida misma. Nada especial, solo mis propias reflexiones. 

Aún no tengo claro, si podré mantener el ritmo mínimo que me había impuesto, es decir, una entrada por semana. Pero mi propósito será ese no perder el ritmo, mantenerme activo, compartir de manera abierta mis puntos de vista. 




viernes, 2 de junio de 2017

¿Puede la formación pedagógica mejorar la enseñanza en Ingeniería?

Hoy empezaré un curso de formación pedagógica. Según los facilitadores el mismo está orientado a profesores de las facultades de ciencias e ingeniería. Ahora mismo hay un esfuerzo de instituciones de cooperación internacional por mejorar la calidad del docente de educación superior que tiene a su cargo la formación de profesionales de la ingeniería y de las ciencias exactas (STEM, del Inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics). 


Debo de admitir mi escepticismo en estos cursos. Pienso que, al igual que nos pasa con la enseñanza de la ingeniería, hay mucha teoría y poca práctica. Si a ello agregamos que la mayor parte de la formación pedagógica la recibiremos a distancia, pues, mis dudas aumentan.  Mi desconfianza es de larga data y no se centra en este curso en concreto. La misma se basa en un hecho empírico. A lo largo de los años he visto a muchas personas recibir este tipo de formación y, sin embargo, no veo cambios importantes en su docencia. Siempre los mismos fallos y siempre las mismas quejas de parte de los estudiantes. 

Reflexionando sobre el tipo de quejas  que expresan los alumnos he notado que éstas provienen no de cuestiones pedagógicas (aunque incorrectamente se le atribuyan) sino de cuestiones más básicas. Estas cuestiones básicas están asociadas a la puntualidad, la responsabilidad, el trato, la organización del contenido y la coherencia entre el material que se expone en el aula y el que se evalúa en los exámenes. Sobre estos puntos las innovaciones pedagógicas poco efecto pueden tener en la mejora de la enseñanza. 

Sin embargo, soy consciente que la profesión de profesor no es estática y debo estar actualizado en lo que los expertos pedagogos sugieran. Espero que esta experiencia me sea de provecho y como consecuencia de provecho a la juventud.


jueves, 25 de mayo de 2017

Modo "survivor"

Esta semana publiqué en redes sociales un pequeño extracto de una conversación que mantuve con un estudiante, en relación a una actividad académica. Y con ello prendí la mecha en el 'face'. No hubo nada extraño en aquella conversación. Simplemente, reflejó las normas con las que se sobrevive en la universidad. Normas que, como sociedad, nosotros hemos aceptado como válidas. Parte de nuestro código genético. A eso lo he bautizado con el nombre de modo 'survivor'. A continuación el breve fragmento que publiqué en redes sociales:

---¿Porqué tengo mal la solución a mi ejercicio?, preguntó con asombro el alumno.
---¿Porqué cree usted que su solución es correcta?, respondió retóricamente el profesor.
---Pues, porque yo conseguí la solución de alguien que tuvo 10 en el examen donde estaba el ejercicio. Y, además, nadie más pudo hacerse con ese examen excepto yo---respondió con cinismo el alumno.

Hacer trampa es algo que va en el ADN del ser humano. En algunas sociedades el problema se combate con rigor. En otras el problema se degenera hasta ser causa de verguenza nacional. Eso le pasó a India cuando se hizo viral una fotografía de padres escalando paredes. De manera descarada, arriesgando sus vidas, interfirieron en el examen de sus hijos. 

En India, padres y parientes escalan las paredes de un edificio para dar copia a estudiantes.

Copiar tareas, copiar reportes de laboratorios, copiar exámenes. Todo vale con tal de obtener el añorado seis, nota que define el aprobado del reprobado. Bajo el modo 'survivor' se pierde la verguenza, se desprecia el conocimiento y se ignora el valor que produce el trabajo honesto. En suma se desnaturaliza a la institución llamada universidad.

Pero el modo 'survivor' no es responsabilidad de los estudiantes. Todos contribuimos a él. La sociedad misma ha adoptado esa norma y la alienta. Cuando, por ejemplo, se sobrecarga a los estudiantes con evaluaciones, le metemos en un callejón donde él llega a creer que la única manera de salir es haciendo trampa. Cuando, un profesor, no sabe identificar un trabajo modesto pero honesto de uno ostentoso pero plagiado se desalienta y se desmotiva la cultura del trabajo. 

Dentro del incendio causado por mi publicación quise expresar esta idea. Sin embargo, mi razonamiento fue rápidamente ahogado. Había muchos pirómanos con el único deseo de ver arder el lugar. El problema trasciende a profesor bueno alumnos malos o, viceversa, profesor malo alumnos buenos. Es mucho más complejo. Pero si algo debe orientarnos a encontrar nuevas normas de conducta sería el buscar formas de dar valor al trabajo honesto. Eso debería de ser nuestro norte.  

jueves, 18 de mayo de 2017

Justicia

Creo que son muchas ya las personas que me habrán oído decir que el 'acceso a la justicia está para aquél que pueda pagarla'. Es muy difícil que un pobre pueda acceder a la justicia. La pobreza priva al pobre de capital social, capital cultural y capital económico.

El capital social lo representa esa red de contactos que nos provee nuestro tejido social, nuestro entorno de amigos y conocidos. Esa red de contactos nos permiten acceder a información que posibilita saber donde y como presentar nuestros alegatos. Provee información valiosa sobre a qué instituciones acudir y los términos en los que se reclama la justicia. Es casi imposible que un pobre cuente con un tejido social de apoyo. Son muy pocos los casos donde una ONG o una institución altruista se encarga de suplir esa carencia inherente a una persona de escasos recursos.


El capital cultural está muy ligado al grado de educación que haya alcanzado el individuo. Mejores niveles de educación permiten que aquellos que solicitan justicia puedan expresar adecuadamente sus casos, ya sea de forma oral o escrita. Existe una correlación directa entre pobreza y educación. Mayores niveles de pobreza se corresponden directamente con grandes carencias de educación formal. Con poca o ninguna educación resulta casi imposible que un individuo presente su caso ante la justicia. Y con ello estos ciudadanos se ven privados de los beneficios que si obtienen aquellos que tienen mayores niveles de educación.

Por último el capital económico es el factor más determinante. La mayor parte de las veces el acceso a la justicia requiere de pagar los servicios de profesionales del derecho. Aunque los honorarios legales no sean excesivos, un individuo con altos niveles de pobreza tendrá muy difícil, por no decir imposible, el acceso a la justicia.

Una sociedad democrática e igualitaria debe imponerse el reto de hacer de la justicia asequible para todos sus ciudadanos. Incluyendo a aquellos que la vida les puso en una situación de pobreza.

lunes, 8 de mayo de 2017

Día de nervios, día de examen (Facebook al rescate)

Ayer estuve pendiente casi todo el día de FaceBook. Utilizando una de las herramientas de esa red social he intentado crear una dinámica diferente de enseñanza-aprendizaje, que requiere, por su puesto, mayor implicación del profesor y el de romper algunas barreras por parte de los alumnos. Desde hace ya algún tiempo los estudiantes vienen utilizando la opción de grupo cerrado de esa red social como herramienta de intercambio de información. Mi idea ha sido aprovechar ese espacio. El profesor puede ocupar en él un lugar importante. Para ello, hay que estimular una cultura diferente, donde el alumno abiertamente se atreva a preguntar a todos los participantes. Deben ser activos ya sea formulando más preguntas o respondiendo con generosidad las ya realizadas.


Si se quiere la nueva dinámica consiste en extender la tradicional consulta. Ya no sujeta a una hora y a un lugar, con un número limitado de participantes. Sino que, por el contrario, se suben preguntas a cualquier hora, desde cualquier lugar y teniendo como participantes a todos los miembros del grupo. 

Aquello se oye sencillo pero no lo es. Por una parte, requiere que el profesor esté más disponible para ir dando respuesta a las preguntas que vayan surgiendo. Lo que requiere participar de la red durante las noches o durante los fines de semana. Por otra parte, los estudiantes deben de ser más activos. Tomando como referencia el fin de semana recién finalizado noté que menos del diez por ciento participó directamente del grupo. Ese pequeño grupo formuló preguntas, subió esquemas y ofreció respuestas a preguntas que otros compañeros hicieron en relación al material de examen. Por parte del profesor, se requiere que haga un esfuerzo en contestar todas las preguntas de una manera adecuada de tal manera que su respuesta siga estimulando la participación. Dar ese tipo de respuestas requiere de habilidades desconocidas para un docente tradicional, pues, el profesor deja su posición de autoridad y tiene que convertirse en un participante más. Que además transmite la sensación de servicio, de querer ayudar y de ofrecer al grupo la percepción de apoyo.

Ya veremos los resultados de este experimento. Resultados que serán material de otra entrada. 




sábado, 22 de abril de 2017

¿Va la universidad por el camino correcto?

El día de ayer por la mañana fue literalmente continuación del anterior y del anterior. Junto a uno de mis estudiantes de trabajo de graduación y a otro ingeniero que, a distancia nos apoyaba, estuvimos enfrascados en resolver un grave problema informático. Fue una de esas semanas donde te acuestas y te levantas pensando en encontrar la solución. Lees, pruebas,  preguntas, consultas con colegas y nada parece funcionar. Hasta que, con la ayuda de gente más experimentada, finalmente aparece la luz: la solución al problema. A mitad de mañana estábamos enzarzados en probar soluciones cuando, con cara de curiosidad, se acercó una alumna. No pudo evitar interrumpirnos. Su curiosidad pudo más que su timidez. Entró al laboratorio y nos preguntó que era aquella 'pecera'. La 'pecera' era un sistema de interrogación y de respaldo de información que hemos ido perfeccionando a lo largo de los últimos años. Debo de reconocer que aquella visita fue sorprendente y me hizo recordar las veces que estuve en universidades europeas. 


Una de las cosas que llama la atención en las universidades de países desarrollados es el ver a individuos o grupos de individuos trabajando en la producción de conocimiento. En cada oficina, en cada laboratorio se les observa absortos, abstraídos, meditando, discutiendo y produciendo ideas. En los congresos internacionales, cada año, se les ve presentando sus avances más recientes. Y en las revistas internacionales se detallan los entresijos de sus ideas más agudas y afinadas. 

La visita de la citada estudiante, debo reconocer, nos hinchó un poco el ego. Tuvimos que esforzarnos por explicar de manera simple y rápida aquello en lo que llevamos ya varios años trabajando. Al mismo tiempo, reparamos sobre la poca actividad académica de nuestra universidad. Esa poca actividad nos hizo parecer bichos raros donde debería ser la norma que profesores estuviesen siempre entusiasmados desarrollando sus investigaciones. Una institución que no publica, no investiga, no es una universidad. No es otra cosa que, como la llamaría mi colega Gaio Tiberio, un gran bachillerato de 9 años y medio de duración.

Un cambio importante debe enfocarse en crear las condiciones para que los docentes salgan de la zona de confort y empiecen a trabajar en uno de los propósitos más fundamentales de la universidad: la creación de conocimiento. Sin embargo, a mi alrededor lo que veo es a gente que pide dinero a cambio de escribir. Ya he visto sobre la marcha un borrador de la secretaría de investigación que reclama más dinero para los profesores que publiquen como si el salario que se cobra por ser profesor no llevara de manera inherente la responsabilidad de publicar.

jueves, 30 de marzo de 2017

Midiendo el progreso de una universidad

El otro día estuve codo a codo con los taxistas del aeropuerto de Comalapa. Ellos reclamaban pasajeros para ser trasladados a los hoteles de San Salvador. Yo esperaba a uno de los voluntarios que la Communication Society pone a disposición de los capítulos profesionales de todo el mundo. Como mucha de la infraestructura salvadoreña el aeropuerto está en mal estado. Desde la calle, con un calor sofocante, pacientemente esperé la llegada de este reputado investigador. Previamente habíamos pactado que llevaría como señal de identificación las iniciales y logotipo del IEEE. Así a la salida del aeropuerto no le fue difícil identificarme.

Dr. Albert Banch, DLT ComSoc IEEE, Investigador UC3M.

Ya en el taxi, camino a San Salvador platicamos durante la hora que dura el trayecto. Por curiosidades de la vida fuimos, sin saberlo, investigadores en la misma universidad, en la misma facultad y en el mismo edificio. El lo fue en el departamento de redes de computadoras (Telemática, como le llaman en España) y yo, una planta más arriba, en el departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones. Nunca nos conocimos y no tengo recuerdos de haberle visto antes. Sin embargo, compartimos muchas historias en común. Así de pequeño es el mundo.

Uno de los temas de conversación era el progreso que había tenido su departamento y su universidad. En poco menos de dos décadas están ya metidos en las grandes ligas europeas. Han pasado de la irrelevancia a figurar dentro de los primeros lugares a nivel del mundo. Por ejemplo, en la clasificación QS Top 50 Under 50, que mide el desempeño de las universidades jóvenes, con fecha de fundación inferior a 50 años, su universidad quedó en la posición 13.

¿Qué indicadores son prueba del progreso de una universidad? No cabe duda que uno de los más importantes son las publicaciones científicas. Con mucho orgullo me comentaba el gran volumen de publicaciones que año con año realizan en revistas y en congresos internacionales. Aquella actividad es prueba incontestable de su quehacer científico. 

Escribir no es tarea sencilla. Mucho menos lo es publicar material científico. El rigor de los revisores y de los editores de las revistas de alto factor de impacto es muy duro. Aquellas instituciones como las nuestras, con ninguna tradición científica, tienen que encontrar la manera de encarrilar a su profesorado a que salga de esa zona de inactividad. No es demasiado difícil empezar. Se comienza en las ligas inferiores, por utilizar el fútbol como símil. El ITCA, por ejemplo, ha visto en los congresos regionales CONCAPAN la oportunidad de motivar a sus profesores a que participen. Han conseguido buenos resultados. En las ediciones de 2014 a 2016 han logrado publicar artículos que a su vez han sido aceptados para formar parte de la biblioteca mundial IEEE Xplore.  Todo un gran logro. Y una iniciativa digna de imitar por las otras instituciones de educación superior salvadoreñas. 

viernes, 17 de marzo de 2017

Contratación de activistas

Fue a inicios de este tercer milenio. No estoy seguro si fue el año 2000 o, quizá, el 2001, cuando me dijeron que la rectora María Isabel Rodríguez había contratado a una de sus activistas más devotas. Ella era estudiante de relaciones internacionales y al mismo tiempo había sido representante en uno de los órganos de gobierno de la universidad. No estoy seguro si fue Consejo Superior o Asamblea General. En cualquier caso desde su trinchera defendió la candidatura del año 1999 de María Isabel. Ella ganó el cargo de rector. Y con el gane vinieron las facturas.


Fue una serie de reveses personales los que obligaron a esta activista a mendigar una plaza a la rectora. Finalmente María Isabel le abrió una muy importante, la hizo su asistente personal. Todo parecía prometedor. Ser la persona de confianza de un alto funcionario no es cuestión baladí. Sin embargo, más pronto que tarde, la incompetencia de la nueva contratación quedó en evidencia. En poco menos de un año quedó claro que no era capaz de asistir. Su responsabilidad de llevar la agenda chocaba con las de la secretaria personal. Casi inmediatamente surgió una lucha por estar cerca del oído de María Isabel. Esa lucha no la ganó la activista sino que la ganó la veterana secretaria que llevaba ya muchísimos años desempeñando esas labores.

En poco menos de un año la activista pasó al ostracismo. María Isabel le sacó de recotoría y le envió a una de esas unidades inútiles, a una especie de destierro político. Incluso ahí nuestra activista no fue capaz de hacer nada. Quedó marginada y pasó a formar parte de esa lista de funcionarios parásitos que ocupan plaza en la universidad. Finalmente, decidió marcharse del país. Fuera de su país tuvo que aprender el concepto de trabajo, de ganarse la vida con el sudor de su frente. Aprendió las exigencias de un horario, de tener que entregar unos resultados.

Paradójicamente, en su país, contrario a su discurso, nunca pudo hacer otra cosa que vivir a costa de la sociedad que la apoyó y que le permitió tener una carrera profesional.

Perro de ataque

Fue durante la campaña presidencial de Estados Unidos de 2016 donde leí por primera vez la expresión perro de ataque. Al parecer, expresión muy común dentro de la jerga política de ese país. Según el Safire's Political Dictionary sirve para describir a las personas que dentro de una lucha partidaria se dedican a realizar ataques con un elevado grado de salvajismo. Orbitando casi siempre dentro de la difamación y  el insulto. El término se lo etiquetó el periódico The Washington Post al ex-alcalde de la ciudad de New York, Rudy Giuliani, por sus desmedidos ataques proferidos a la rival Hillary Clinton.


Parece algo intrínseco en la naturaleza humana, cada campaña tiene su perro de ataque. Dueño y perro conforma un binomio casi universal. El dueño del perro disfruta azuzando y el perro, de igual manera, parece gozar atacando al oponente.  El dueño del perro conseguirá mantener la fidelidad de su perro mientras pueda ofrecerle incentivos. A veces éstos vienen en forma de dinero y otras veces en promesas a cumplir después de acabada la contienda.

Se gane o se pierda una contienda electoral, ser perro de ataque tiene consecuencias. Se pierde la credibilidad y la confianza de la comunidad. El ataque desmedido sube la adrenalina durante un breve periodo de tiempo. Pero luego de transcurrido ese momento hay una pérdida irreparable en la confianza. El perro de ataque tendrá muy difícil el poder transmitir una imagen de persona sosegada, de compañero de trabajo. Sobre el perro de ataque caerá siempre la duda de si en cualquier momento se volverá en contra de su amigo más cercano. El estigma de mordedor le perseguirá y le será casi imposible el que la comunidad le mire con aprecio. 




sábado, 11 de marzo de 2017

Bruja, Loca y Zorra

No hace muchos días me encontré platicando con otros dos compañeros sobre una situación que estaba apunto de precipitarse: la renuncia de una colega a uno de los innumerables comités que existen dentro de la universidad. Uno de estos colegas repitió uno de los epítetos que los compañeros de comité le habían endilgado: Loca. Las mujeres que opinan corren el riesgo de ser tildadas de locas.  Salí al paso y le defendí pues sabía de que iba aquello, minimizar la capacidad intelectual de una mujer mediante el uso de un adjetivo que ridiculiza su inteligencia. Las mujeres que escalan peldaños en la sociedad tienen que hacer frente a la continua descalificación a su inteligencia (loca), a sus habilidades sociales (bruja) y a su integridad moral (puta). 

Esta semana se celebró el día internacional de la mujer. En una reunión de trabajo, de primera mano vi como aquellos que día a día descalifican a compañeras se convertían durante ese día en refinados lisonjeros. Uno de ellos, patéticamente, se dedicó a repartir flores. El respeto a nuestras compañeras, a nuestras colegas y a nuestras estudiantes no se otorga repartiendo flores. Esa acción no fue solamente cursi, al pretender ser elegante, sino que fue hasta deleznable.  

No importa el idioma las descalificaciones sexistas son armas arrojadizas. No importa si es una profesora de universidad o la primer ministro de un país tan avanzado como Australia. Ditch The Witch, "entierren a la bruja" fue la campaña que algunos sectores de la oposición australiana hicieron a Julia Gillard. En respuesta Gillard, desde sus entrañas, produjo uno de los discursos más emotivos y más broncos en defensa de los derechos de las mujeres

La igualdad no es fácil de alcanzar. Nadie dijo que lo fuera. Sin embargo, si sabemos diferenciar entre el esfuerzo diario por construir una sociedad más igualitaria y el acto patético de repartir flores habremos dado un paso importante.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Paradojas de la tercera matrícula

El día de ayer asistí a una charla sobre sistemas de gestión remota de redes eléctricas. En la jerga de los ingenieros electricistas se conoce con el acrónimo SCADA, no es más que una red de computadoras encargándose de controlar procesos a distancia. También me sorprendió saber que el software detrás de ese sistema fue desarrollado aquí en este país hace casi ya dos décadas. La sorpresa no era por que la noticia me fuera novedosa pues sabía ya de sus existencia pero, quizá, nunca dimensioné su importancia y la genialidad de su autor. 


Aquel software fue desarrollado por un antiguo compañero de estudios universitarios. No solo fuimos compañeros de estudios sino que por unos pocos años trabajamos bajo la ya fenecida figura de instructor universitario. Le recuerdo especialmente por que siendo instructores y al mismo tiempo estudiantes a él se le atragantó una asignatura. Misma que repitió en tres ocasiones, situación que dañó su reputación como instructor y fue causa de una ansiedad de grandes proporciones. Y ahí la gran paradoja repetida una y otra vez por los grandes de la historia: Grandes genios han padecido mucho el no adaptarse a las exigencias de este o aquel contenido.

Luego de acabar la carrera se cambió de trabajo. Ahí desarrolló un sistema SCADA propio (producto nacional como dirían los patriotas), digno de admirar por su visión y por su utilidad. Un profesional de grandes proporciones para este país estuvo apunto de perderse. Menos mal que el destino tuvo algo preparado para él. Le salvaron una serie de circunstancias, entre las cuales estuvo estudiar en el mismo lugar donde trabajaba y, por tanto, tener una red social de amigos que estuvieron pendientes de apoyarle. Sin embargo, esa no es la historia de muchos. Nuestras instituciones universitarias deberían de preocuparse por apoyar a esos jóvenes atrapados en "el túnel del tiempo de alguna asignatura". Aquellas asignaturas con altos volúmenes de estudiantes en tercera matrícula deberían estar obligadas a ofrecer planes de mejora que permitan a esos alumnos avanzar en sus carreras. De esa manera no solo los que gozan de un tejido social fuerte podrán superarse sino todos aquellos que por una u otra razón encuentran dificultades en este o aquel contenido.

sábado, 4 de marzo de 2017

Estudiante modo Windows

No estoy seguro si fue en un programa de televisión donde oí por primera vez el concepto de estudiante universitario modo Windows. Recuerdo que la persona que soltó aquella expresión era un alto burócrata de universidad. Lo hacía para burlarse de una situación penosa que se repite año con año, donde estudiantes reciben las clases desde fuera del aula: desde la ventana. Por ello la frase de estudiante modo Windows.


Llegando a la facultad se les puede encontrar en las aulas de la planta baja de los edificios B, C y D. No son únicamente modo Windows. Los hay modo puerta, modo plantón, modo suelo y un largo etcétera de modos. Un día de esta semana pasándome muy cerca del edificio B, me encontré que había casi media docena en modo puerta, otro tanto similar en modo plantón y unos pocos en modo suelo. Todos eran estudiantes de nuevo ingreso que, en su mayoría, experimentaban su primer contacto con esta casa de estudios.  Casi desde cualquier ángulo que se le mire la situación es de drama. Las carencias académicas con las que vienen muchos estos chicos son tremendas y el ambiente en el que se les recibe es extremadamente inadecuado. Los resultados que vayan obteniendo a lo largo de la evolución de estas semanas está fuertemente ligado a las condiciones en las que se trabaja. Un ambiente como el descrito tiene todos los ingredientes como para conducir al joven a que obtenga resultados muy pobres.

Corregir esta situación tendría un impacto muy positivo en el desempeño y en los resultados de nuestros alumnos. Si ellos triunfan triunfa la sociedad y triunfa el país. Y por el bien de éste se espera que se resuelva cuanto antes esta situación. Estas primeras semanas son de muchísima importancia para desarrollar en el joven habilidades que permitan navegar sobre el sistema académico universitario. Si lo que le recibe es un ambiente poco propicio para aprender lo que continua será una larga cadenas de malos resultados.


domingo, 26 de febrero de 2017

Así que tú eres el líder (So you're the leader)

La escena de la película Tiempos Modernos donde Charles Chaplin recoge una bandera roja, caída de un camión, y corre por la calle detrás del mismo para ser alcanzado por una marabunta de manifestantes es tremendamente reveladora. Casi de forma inmediata, alguien que solo quería cumplir con su deber de ciudadano tenía tras de sí a un mar de personas reivindicando sus derechos. Al mismo tiempo, el destino le juega una mala pasada. Un bloque de policías arremete contra los manifestantes y detienen a Chaplin, amenazándole con la frasecilla: So you're the leader.


Así es la vida. A veces solo buscas cumplir con tu deber. Hacer lo que tu consciencia te dicta, hacer lo correcto. Y, sin qué ni para qué alguien te señala como el líder de un movimiento desestabilizador. El jefe de un grupo anarquista. 

Al igual que en la película Moderm Times estas situaciones dan risa pero no por ello deben de ignorarse.  En aquellos años, el sufrimiento de los obreros ante la brutalidad de la industrialización no era broma como tampoco lo es hoy la decadencia de nuestras instituciones, que no responden a las necesidades del ciudadano sino a los intereses de una banda de mafiosos. Así, igual que Charles Chaplin, una vez empuñado el banderín rojo no queda otra cosa que, primero, protegerse de las cargas policiales, y luego, replegarse al movimiento que busca la dignidad del ser humano. 

viernes, 24 de febrero de 2017

Grandes esperanzas

Así con título de novela doy inicio a esta entrada. Great Expectations es considerada una de las mejores novelas de Charles Dickes. Grandes esperanzas representa, como muchas de las novelas de Dickens, la lucha del ser humano por superarse asimismo y poder escalar algunos peldaños de la escalera social. La universidad moderna es o debería aspirar a contribuir con eso. Aquellos que tengan y cultiven esperanzas pondrán un pie en esa escalera y podrán subir algunos peldaños.


La primera semana del ciclo se cierra hoy. Y en mi numeroso y atiborrado curso de cuarto año veo el rostro de la juventud que irradia esperanza. Están en la universidad porque sus padres y ellos mismos confían que una educación universitaria les proveerá mejores niveles de bienestar. Se espera que una profesión sea el pasaporte al éxito, sea la llave que abra puertas. Y con razón, en una sociedad donde todavía el título universitario es sinónimo de estatus carecer de éste corta el paso a muchas oportunidades.

Mi misión, como profesor, será mantener y estimular la esperanza. Desde mi posición seguiré predicando un pilar importante de la vida: que si se trabaja duro se conseguirán resultados y se alcanzará el éxito. 

Mantengamos viva la ilusión por nuestras profesiones e intentemos hacerlo mejor que ayer. 

sábado, 18 de febrero de 2017

Nuevo Rector

El día de ayer casi al final de la mañana, muy visiblemente afectado, se me acercó un estudiante. Llevaba encima una mochila repleta de copias de su trabajo de graduación. Copias impecables, acabadas de encuadernar, todavía con olor a plástico de ese que se utiliza para forrar cuadernos. Me explicó que si no entregaba inmediatamente esas copias tendría que empezar de nuevo ese tedioso trabajo de desencuadernar y reencuadernar todas las copias. La razón era que ese mismo día tomaba posesión el nuevo rector de la UES. Cada copia de trabajo de graduación lleva estampada en su interior una larga lista de burócratas universitarios, lista encabezada por el nombre del rector.


De no haber sido por aquél asustado estudiante, perfectamente hubiera desempeñado mi día de labores ignorando aquel acto que otrora fue un acontecimiento de trascendencia nacional. La intrascendencia del acto se debió a la poca importancia que tuvo tanto dentro como fuera de la comunidad universitaria. Sin embargo, creo que el evento cobrará relevancia en el futuro. Hace mucho tiempo, en octubre de 2015, escribí sobre este tema. El resultado de la elección de 2015 dejó como ganadora a Ana María Glower. Y sin embargo, mediante el recurso de impugnación el ahora rector, finalmente, se hizo con la rectoría. Ser rector habiendo perdido el voto de la comunidad universitaria es muy problemático. La sombra de la usurpación sobrevolará sobre ese edificio de cuatro plantas que alberga la oficina del representante universitario.

Los hechos ahora son como son: Nuevo rector, nueva administración. Si el nuevo rector tiene éxito en lo que queda de tiempo, pues, la universidad tendrá éxito. Por el bien del país espero que se anteponga uno de los grandes objetivos de la universidad: ayudar a la sociedad. Los resultados de la buena universidad deben traducirse en ayudar a que este país no siga siendo lo que hasta hoy ha sido: una sociedad injusta. 

viernes, 17 de febrero de 2017

El Blog del Doc

Durante las últimas dos semanas personas conocidas se me han acercado y me han preguntado por este blog, El Blog del Doc. Uno de ellos claramente lo hacía con una mal disimulada insidia. Otro lo hizo con la curiosidad que imprime tener a un compañero de trabajo que hace el esfuerzo de escribir. Uno y otro me han hecho reflexionar sobre el arte de escribir. Por una parte, están los expectantes a que diga algo que puedan usar en mi contra. Por otra parte, los que ven en esto algo admirable.

Escribir parece sencillo pero no lo es. Publicar semanalmente es aún más difícil. Requiere disciplina, requiere creatividad. Ambas no siempre se encuentran y no siempre están disponibles para combinarse. El Blog del Doc lleva poco más de un año e intenta tener por lo menos una publicación semanal. Hace ya tiempo que superó la marca de las 30 mil visitas, donde cada entrada tiene de media 200 visitas. Mucha gente entra a hacer comentarios y en ocasiones se han creado discusiones sobre algún tema publicado. Eso es muy satisfactorio pues su papel para presentar y discutir ideas se cumple. 

El Blog del Doc sigue. Su papel será siempre el introducir problemas de nuestra comunidad universitaria, reflexionar sobre ellos, discutir sobre ellos y presentar soluciones a ellos. Gracias a todos los que siguen las entradas que aquí publico. 

viernes, 10 de febrero de 2017

Obtener el título de ingeniero en 3 años.

Un día de fin de semana por la mañana, mientras hacia alguna cosa doméstica afuera de mi casa, se detuvo a platicar conmigo mi vecina. Una señora mayor cuya sobrina estudió en la FIA. Platicamos sobre ella y lo bien que se había desempeñado como estudiante. Le comenté que, estadísticamente hablando, ella estaba en el "top 5". Dentro de ese 5% que consigue obtener su título en menos de 7 años. Muy contenta me señaló con cierta emoción: "Salió rápido la niña". Al mismo tiempo comparó el tiempo que la sobrina había tardado con el de otro chico, quien consiguió el título en una década. Esa frase "salio rápido" me quedó resonando en la cabeza. Sacar una carrera universitaria en 7 años es salir rápido en esta sociedad. Solo lo consiguen 5 de cada cien. ¿Cuántas familias salvadoreñas pueden permitirse mantener a un joven 7 años estudiando a tiempo completo una carrera? ¿Cuántas pueden hacerlo por una década? ¿No hay algo equivocado en esta sociedad que no nos deja ver que mantener a un joven esa gran cantidad de años le hace un daño inmenso a todo el país?

Para los estudiantes de ingeniería y arquitectura salvadoreños oír hablar de que hay programas de ingeniería de 3 años sonará a chino. Reino Unido ofrece desde hace ya muchos años algunos programas de 3 años. Son programas muy especializados, quizá un poco parecido a lo que aquí conocemos como técnicos. Sin embargo, hay diferencias muy importantes. Esos programas son automáticamente convalidables con otras ingenierías y con maestrías. A veces a este sistema se le conoce como 3+2. Tres años de grado y 2 de maestría. En 5 años se consiguen los títulos de ingeniero y de máster. En 5 años se consigue más de lo que en El Salvador se obtiene en una década.

Otros países, entre ellos España, adoptaron sistemas que se conocen como 4+2 o 4+1. Cuatro años de grado y 2 o 1 de máster.  En USA desde su origen el programa de estudios de grado estándar ha sido de 4 años. En India el programa de grado dura 3 años. Nuestra vecina Costa Rica tiene programas de cuatro años (a los que llaman bachillerato).

Los programas de estudios salvadoreños siguen anclados al pasado. Muy pocos cuestionan el mito de las carreras que en teoría duran 5 años y medio y que en la práctica se extienden por una década. Es momento de hacernos preguntas y replantearnos nuevos programas académicos. Programas que deben de tener alguna sintonía con el concierto internacional.



sábado, 4 de febrero de 2017

Empleos y programas de estudio

Es duro ver la transición del joven que le lleva a convertirse en adulto. Cambiar de estado. De la dependencia y tutela de los padres a la plena y total independencia económica. Cada año me toca presenciar esa etapa con nuestros estudiantes. Por el tipo de asignaturas que imparto estoy más en contacto con ese grupo de chicos que están apunto de dar ese paso o que están en busca de darlo: Obtener un empleo. Observo que conseguirlo es producto de muchas variables. Intento identificarlas y, con ello, poder ofrecer las claves del éxito. Intento una y otra vez y aún no logro identificarlas. 


Sin embargo, poco o muy poco se puede hacer una vez el joven ha abandonado la universidad. Si existe el compromiso de ayudar a nuestros jóvenes sería cuando aún están en su proceso de formación. Y es en este punto donde los programas de estudio deben de desempeñar un papel más importante.  La idea de programas de estudio muy generales, sobre cargados de asignaturas, están anclados al pasado. Condenan al estudiante a pasar casi una década dentro del campus universitario y lo aíslan de la dureza y de la crudeza del mundo exterior. 

El mundo evoluciona. Reino Unido adoptó programas de estudio de tres años de duración. Con apenas veinte años el joven se integra al mercado laboral. Por el contrario los programas que aún se siguen replicando en El Salvador están anclados en la década de 1960. En aquellos años nadie graduaba ingenieros. En un mercado virgen era mucho más sencillo encontrar un empleo. La demanda superaba a la oferta. Sin muchos contratiempos, un graduado de universidad, incluso en una economía con anemia crónica, encontraba trabajo bien remunerado. Los tiempos han cambiado. Y los planes de estudios deben de considerar esos cambios. De no hacerlo, pondremos a nuestros graduados en una situación muy desventajosa.  





martes, 17 de enero de 2017

El argumento absurdo como respuesta al absurdo

El humorista Bill Maher disfruta transitar por las intersecciones que existen entre la libertad de expresión, la crítica ácida al gobierno y la pasión por la política. Una de esas intersecciones le llevó a decir que Donald Trump era descendiente directo de una mezcla entre una mujer y un orangután del zoológico de Brooklyn, New York. Su broma fue la reacción al movimiento birther (del que ya hemos hablado en este blog), que buscó deslegitimar al presidente Obama poniendo en entredicho su ciudadanía. Maher desafió a Trump exigiéndole mostrar su certificado de nacimiento, como prueba de que no era el hijo bastardo del Orangután neoyorquino. De mostrarse públicamente el certificado, el comediante ofreció darle al magnate cinco millones de dólares para que éste los donase a la caridad de su predilección.


Trump no perdió tiempo y desafió a Bill Maher. Envió a sus abogados con una carta donde decía: "con la presente carta adjuntamos el certificado de nacimiento del Sr. Trump que demuestra que es el hijo de Fred Trump y no de un Orangután." Al mismo tiempo demandó el dinero. Demanda que Maher ignoró. Al no recibir el dinero, los abogados de Trump recurrieron a los tribunales. Según apunta el humorista parece que "esto irá camino a ser resuelto por la Corte Suprema de Justicia".

La disputa Maher-Trump tiene muchas aristas por las que reflexionar. Una de ellas es una pregunta recurrente ¿Cómo combatir la argumentación absurda? A veces, parece que no hay salida lógica. El absurdo se convierte en un callejón sin salida. La única salida es por la tangente, con otro argumento absurdo. A veces, solo otro argumento absurdo pone en evidencia nuestra propia lógica difusa.

Reírse del absurdo puede ser un buen mecanismo para combatirlo.