viernes, 17 de marzo de 2017

Contratación de activistas

Fue a inicios de este tercer milenio. No estoy seguro si fue el año 2000 o, quizá, el 2001, cuando me dijeron que la rectora María Isabel Rodríguez había contratado a una de sus activistas más devotas. Ella era estudiante de relaciones internacionales y al mismo tiempo había sido representante en uno de los órganos de gobierno de la universidad. No estoy seguro si fue Consejo Superior o Asamblea General. En cualquier caso desde su trinchera defendió la candidatura del año 1999 de María Isabel. Ella ganó el cargo de rector. Y con el gane vinieron las facturas.


Fue una serie de reveses personales los que obligaron a esta activista a mendigar una plaza a la rectora. Finalmente María Isabel le abrió una muy importante, la hizo su asistente personal. Todo parecía prometedor. Ser la persona de confianza de un alto funcionario no es cuestión baladí. Sin embargo, más pronto que tarde, la incompetencia de la nueva contratación quedó en evidencia. En poco menos de un año quedó claro que no era capaz de asistir. Su responsabilidad de llevar la agenda chocaba con las de la secretaria personal. Casi inmediatamente surgió una lucha por estar cerca del oído de María Isabel. Esa lucha no la ganó la activista sino que la ganó la veterana secretaria que llevaba ya muchísimos años desempeñando esas labores.

En poco menos de un año la activista pasó al ostracismo. María Isabel le sacó de recotoría y le envió a una de esas unidades inútiles, a una especie de destierro político. Incluso ahí nuestra activista no fue capaz de hacer nada. Quedó marginada y pasó a formar parte de esa lista de funcionarios parásitos que ocupan plaza en la universidad. Finalmente, decidió marcharse del país. Fuera de su país tuvo que aprender el concepto de trabajo, de ganarse la vida con el sudor de su frente. Aprendió las exigencias de un horario, de tener que entregar unos resultados.

Paradójicamente, en su país, contrario a su discurso, nunca pudo hacer otra cosa que vivir a costa de la sociedad que la apoyó y que le permitió tener una carrera profesional.

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