jueves, 27 de agosto de 2015

Nadar o hundirse



Fue este el primer año que no pude ver a uno de nuestros jóvenes expatriados. Él dejó El Salvador y la FIA por motivos de una beca. Ahora mismo se encuentra haciendo un doctorado en ingeniería en USA. Cada vez que tenía vacaciones se pasaba por la facultad a saludarme y a proponerme el organizar actividades. Una de ellas la celebramos en 2012. Me invitó a que hablara sobre un nuevo concepto en educación a distancia que estaba cogiendo auge y que nosotros estabamos aprovechando: los MOOC

A partir de esa charla nos embarcamos en un proyecto que motivó muchísimo a nuestros estudiantes. También, de aquella experiencia me surgió la vena de bloguero. 

Revisando, algunas entradas me encontré con una que ha dado el título a este post. Era una historia donde uno de los grandes impulsores de los MOOC, Sebastian Thrun, creador de la plataforma Udacity, reflexionaba sobre sus años como profesor de la Universidad. Sebastian confesó: "Durante toda mi vida de profesor, que ronda ya los 20 años, siempre fui el típico profesor exigente. Siempre realicé preguntas duras a los estudiantes. Siempre los hacía fracasar, para luego venir a su rescate. Con ello pretendía parecer muy inteligente."

La confesión pública de Sebastian Thrun me hizo reflexionar sobre nuestro comportamiento como profesores. Muchas veces, se pretende ser inteligente frente al estudiante, mediante la asignación de pruebas muy duras. Se aplica la regla de nada o te hundes. Sin embargo, con ello se desnaturaliza la escencia del proceso enseñanza/aprendizaje. Esencia que Mr. Thrun ahora retoma.

1 comentario:

  1. Muy interesante la reflexión, aunque tiene aristas y matices que siempre hay que tener en cuenta. Poner retos a quien debe aprender no es malo, es una obligación, en todos los niveles educativos. Está claro que esto debe hacerse con criterios pedagógicos adaptados al proceso de aprendizaje, y conforme a unos objetivos claros, alcanzables y proporcionados. Lo difícil es someterse a esta disciplina de reflexión continua, pues, como profesores, también yo el primero, tenemos tendencia a enseñar tal y como se nos enseñó: eso perpetúa las virtudes que hemos ido encontrando en nuestros docentes, pero también los defectos...

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