domingo, 23 de agosto de 2015

Campaña Sucia (I)

Fuente: www.cartoonstock.com

A mitad de la semana pasada un colega profesor se me acercó para comentarme algunos pormenores de una campaña sucia que se ha puesto en marcha sobre mi persona. El eje central de esa estrategia lo establece una carta, de la cual ya tengo copia (ver link). La carta se supone fue enviada por una de las dos personas que fungieron como director de Tesis Doctoral, misma que finalicé y defendí en 2007. Según entiendo muchas copias de esa carta fueron enviadas, hace ya ocho años, a diferentes partes de la administración universitaria de aquellos años. Nunca lo sabré, pero entiendo que hasta media docena de esas cartas fueron enviadas a  otras instancias de la universidad.

Todo esto parece un burdo ataque personal. Pero intentemos explicar, mediante el uso del sentido común y de la razón, este tema tan poco elegante.

En el año 2007, finalicé mi Tesis Doctoral, publiqué como co-autor un artículo en la revista Transactions on Signal Processing del IEEE y fui co-autor de un capítulo de libro (chapterVI), que se encuentra a la venta en tiendas internacionales como Amazon Online. En todas estas contribuciones académicas firmamos como co-autores, entre otros, mis dos directores de Tesis Doctoral y mi persona. Y no solo esos trabajos de 2007 realizamos juntos. También, en 2008 publiqué, como co-autor de artículo, en el Journal Europeo EURSASIP Journal on Advances in Signal Processing. Siempre firmamos como co-autores mi persona y mis dos directores de Tesis Doctoral. 

Ahora, si intentamos aplicarle el sentido común y la lógica a la carta difamatoria que mis detractores se han dado a la tarea de divulgar, pues, resulta que no la hay. ¿No parece contradictorio una carta supuestamente escrita, de forma tan visceral, por uno de los directores de Tesis Doctoral, y el trabajo que realicé en 2007 bajo su tutela? ¿No falta esa contradicción al uso más mínimo de inteligencia? Bueno, supongo que donde no hay inteligencia y donde no hay sentido común resultará imposible hacer entrar en razón.

Quizá, de las cosas que he hecho en esta vida tenga muy pocas cosas de las que avergonzarme. Las que hice en 2007 no están en esa lista. Por ello, sin dudarlo ni un momento, utilizo el viejo cliché: No tengo cadáveres que esconder en mi armario.

6 comentarios:

  1. Que grata sorpresa que entrará a la contienda electoral, Doc. Usted preparese que éste tipo de cosas, apenas empiezan. Los que somos alumnos suyos, lo conocemos y nada nos hará dudar de su probidad. Adelante que cuenta con un enorme respaldo.

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    1. Muchas gracias por su comentario. Y por sus palabras de apoyo. Me hubiese gustado entrar en una dinámica diferente a lo que nos acostumbran los políticos nacionales. Por mi parte, haré un esfuerzo por imprimirle decencia y honorabilidad a este proceso.

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  2. Toda campaña en este país es así, hasta puedo asegurarle que el que no pelea en ésa misma cancha no gana. No somos una sociedad dispuesta a escuchar ideas, y hacer que eso cambie es muy dificil, algunos optimistas piensan que se puede cambiar ésa forma de pensar pero si somos realistas es muy dificil pensar que puede cambiarse a una sociedad que no está interesada en un cambio, así son todas las instituciones del país, aún con eso le deseo suerte en su empresa electoral

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    1. Muchas gracias por tu comentario. No, no entraré en la mismo juego. Claro que queremos ganar, pero no de esa manera.

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  3. Como persona que te conoce a ti, Carlos, como a la persona firmante de esa carta, tengo que manifestar que no puedo sino certificar la falsedad y rencor con los que está escrita, y me hacen sentir aflicción por la falta de honestidad profesional a la que ha llegado quien la elaboró. Es obviamente un caso de venganza personal y, por tanto, ajena al desempeño profesional de tu persona, pues los objetivos académicos se cumplieron con creces, como bien comentas y se puede demostrar. A mi juicio, esta carta, en vez de ir en contra tuya como candidato a Decano, te avala, pues viene a demostrar tu probidad: el autor de la carta no hace sino remitirse a juicios de valor indemostrables y diatribas completamente personales y arbitrarias, no tiene más a qué agarrarse para difamarte. Una vergüenza.

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