Como una forma de enriquecer el contenido de una de las asignaturas que imparto, invitamos a nuestra clase a un ingeniero salvadoreño radicado en Estados Unidos. En El Salvador, este colega fundó varias empresas. Una de ellas le produjo mucho éxito. Luego, el destino le condujo a radicarse en nuestro vecino del norte. Ahí ha logrado hacer carrera en la empresa Motorola Solutions. Invitar a profesionales para que intercambien experiencias con nuestros estudiantes es muy importante. Las experiencias que han vivido estas personas sirven de motivación para que los jóvenes vean las posibilidades que tienen para sus vidas, una vez hayan acabado sus estudios.
A veces, la rutina diaria hace que se ignore la falta de limpieza que caracteriza las aulas de la FIA. Pero, teniendo un invitado de fuera era imposible no ver el entorno con los ojos del visitante. Nada más subir a la segunda planta del edificio de la biblioteca llamaba la atención como la basura se salía de un par de atiborrados basureros y se esparcía, como corriente de agua, hasta salir por la puerta. La escena era muy vergonzosa. La zona de estudio donde se forman las nuevas generaciones de ingenieros y de arquitectos estaba convertida en un promontorio de basura.
Esta semana oí nuevamente la cantinela: la culpa es del estudiante que no cuida el patrimonio universitario. La persona que dijo eso era un alto funcionario dentro de la burocracia de la facultad. Y fue más allá diciendo que el joven tiene una actitud destructiva. Para dejar firme su posición comparó al estudiante con el hooligan que frecuentan el estadio de fútbol a hacer desorden y a destruir. Ese es el discurso al que se recurre cada vez que se señala una carencia básica: la falta de higiene en lugar de trabajo o de estudio.
Esta semana oí nuevamente la cantinela: la culpa es del estudiante que no cuida el patrimonio universitario. La persona que dijo eso era un alto funcionario dentro de la burocracia de la facultad. Y fue más allá diciendo que el joven tiene una actitud destructiva. Para dejar firme su posición comparó al estudiante con el hooligan que frecuentan el estadio de fútbol a hacer desorden y a destruir. Ese es el discurso al que se recurre cada vez que se señala una carencia básica: la falta de higiene en lugar de trabajo o de estudio.
En parte ese funcionario tiene razón, ya que no todos los estudiantes tiene una cultura de limpieza y orden, mas ese porcentaje es nimio comparado con la poca frecuencia en que los ordenanzas hacen limpieza. No es que diga que toda la responsabilidad debe recaer en estos últimos, pero es raro ver a un ordenanza hacer su trabajo frecuentemente, probablemente debido a que las aulas casi siempre pasan ocupadas.
ResponderEliminarGracias por su aporte. Claro la limpieza se debe hacer en las horas que no hay clases. Y eso requiere horarios fuera de clase, quizá ahí esté una de las tantas explicaciones.
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