jueves, 17 de diciembre de 2015

El país de la naranja (I)

El primer recuerdo que tengo de la ciudad de Valencia es un poco oscuro, borroso y frío. Fue en un mes de enero que encontrándome residiendo en Almería vine a visitar a mi ya fallecida amiga, Silvia Montano. La recuerdo oscura pues llegué de madrugada. Borrosa, pues, venía adormitado, después de haber estado viajando en autobús durante toda la noche. Y fría al haber llegado durante el invierno. 

De Valencia te llama la atención la gran cantidad de naranjos, utilizado como parte del ornato urbano. En las fruterías de barrio te llama la atención los intensos colores de la fruta, donde, por supuesto, prima el naranja casi radioactivo. Aquí hay investigación en temas agrícolas, conozco a alguien que hizo su doctorado en cítricos. Y sin embargo, el tema laboral para el investigador sigue siendo endémico pues esta persona tuvo que emigrar para poder ejercer su profesión de researcher



Tan importante es el naranjo que en el mundial de 1982 se convirtió en mascota oficial. Y aquí estaré durante varios días consumiendo grandes cantidades de vitamina C.

2 comentarios:

  1. Entonces yo sufriría en Valencia porque todos los cítricos, principalmente la naranja, me causan una especie de malestar empezando por el olor que desprenden. Felices vacaciones, Doc.

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    1. Um, quizá exageré un poco. La variedad de naranja ornamental es diferente a la comestible. Y aquí no a todos les gusta. Valencia tiene una actividad agrícola fuerte y al mismo tiempo una oferta turística enorme. Gracias por sus deseos. Espero también sepa disfrutar nuestra estancia por este pequeño planeta.

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