Mi relación con este país alcanzará dentro de poco más de un año dos décadas. Fue en el año 1997 que puse por primera vez pie en estas tierras. Para esas fechas gobernaba el Partido Popular (PP) de José María Aznar. No sé qué tipo de elecciones hubieron durante el bienio que estuve por ahí. Lo que si recuerdo es haberle pedido a un compañero de laboratorio que me llevase a algún evento político, un meeting, vamos. Nunca pasó, no sé por que razón no se dio la oportunidad.
Este año será el primero en el que coincide que presenciaré unas elecciones generales. Una de las cosas que me sorprenden es que la papeleta de votación te llega a tu casa, y por diferentes fuentes.
Los partidos políticos se encargan de enviarte al correo tanto su publicidad como la papeleta de votación, ya marcada a su favor, por supuesto. Si el votante lo desea introduce en un sobre la papeleta ya marcada. Si se desea ese voto se puede enviar por correo (dentro de unos plazos ya establecidos) sino el día de la elección se lleva al centro de votación y se deposita.
El sistema electoral español no es de voto directo de tipo presidencialista. Se vota a una lista local de diputados tipo provincial. El número de diputados ganados por partido (dentro de la provincia) es proporcional al número de votos conseguidos. Los diputados consiguen un escaño a un parlamento nacional. Lo normal es que la lista más votada, a nivel nacional, sea quien presida el país. Este año será muy diferente. Una nueva generación de políticos ha irrumpido con fuerza. Y con ello el mapa político será muy diferente.
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