sábado, 30 de abril de 2016

El caos de las evaluaciones parciales (III)

Mi primer año de doctorado lo empecé en el tercer piso del edificio C de la Escuela Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid, ETSI UPM. Por cosas del destino inicié mi trabajo dentro de un grupo de investigación que estaba en su etapa final dentro de la UPM. Habían perdido una pequeña guerra civil y no les quedaba otra cosa más que abrirse camino a otras universidades, dentro del sistema público de universidades madrileñas. En mi grupo de investigación habían varios gallegos, graduados en el primer lustro de la década de 1990 en la recién fundada Escuela de Telecomunicaciones de Vigo.


A algunos de mis colegas gallegos les oí quejarse de su antiguo profesor de Electrónica Digital, Enrique Mandado. Recordaban como este profesor les había hecho pasar uno y hasta dos días enteros haciendo un examen. Al mismo tiempo reflexionaban que por nuevas disposiciones que regulaban la duración de los exámenes, las nuevas generaciones ya no tenían que padecer la tiranía del profesor. Enrique Mandado ha tenido una carrera brillante como profesor pero no por ello ha ignorado adaptarse a los nuevos tiempos. Prolongar una evaluación más allá de tres horas es físicamente agotador. 

En mi entorno veo alguna que otra reminiscencia del antiguo comportamiento del profesor Enrique Mandado. Nada menos el jueves tuve que cancelar una de mis discusiones debido a que uno de mis colegas evaluó al mismo grupo de alumnos utilizando mi ya programada hora de discusión. Busqué la manera de reponerla el día siguiente. Fue imposible. Pues como acto de "generosidad" mi colega decidió que la prueba se extendería hasta el día siguiente, pidiéndoles que trajeran resuelto el examen que la mayoría no logró terminar. Como "premio" tendrían un punto. 

No creo que extender el examen más allá de las tres horas presenciales sea adecuado. Con ello no hacemos más que meter innecesariamente estrés en el estudiante. Afectando las actividades programas en las otras asignaturas. Y como consecuencia se entorpece la ya pobre y debilitada organización. 

3 comentarios:

  1. Sé a qué asignatura y catedrático se refiere. Esto ya lo padecí hace tres años, pero ya se hacía con anterioridad (por lo menos un año antes de ese entonces). Pues sí era estresante tratar de presentar resuelto el examen parcial que se desarrolló el día anterior, sobre todo si se había desarrollado en la tarde, restando tiempo de descanso y aumentando el estrés. A eso hay que agregar que no todos tenían el mismo nivel de conocimientos, por lo que el que no entendía ciertas cosas le costaba más resolver el examen parcial. Y al final para obtener un punto, no del todo malo si se tenía en cuenta lo que, personalmente, había desarrollado en el examen presencial. En fin, en lo personal, esa asignatura es la más difícil de ese catedrático.

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