domingo, 26 de febrero de 2017

Así que tú eres el líder (So you're the leader)

La escena de la película Tiempos Modernos donde Charles Chaplin recoge una bandera roja, caída de un camión, y corre por la calle detrás del mismo para ser alcanzado por una marabunta de manifestantes es tremendamente reveladora. Casi de forma inmediata, alguien que solo quería cumplir con su deber de ciudadano tenía tras de sí a un mar de personas reivindicando sus derechos. Al mismo tiempo, el destino le juega una mala pasada. Un bloque de policías arremete contra los manifestantes y detienen a Chaplin, amenazándole con la frasecilla: So you're the leader.


Así es la vida. A veces solo buscas cumplir con tu deber. Hacer lo que tu consciencia te dicta, hacer lo correcto. Y, sin qué ni para qué alguien te señala como el líder de un movimiento desestabilizador. El jefe de un grupo anarquista. 

Al igual que en la película Moderm Times estas situaciones dan risa pero no por ello deben de ignorarse.  En aquellos años, el sufrimiento de los obreros ante la brutalidad de la industrialización no era broma como tampoco lo es hoy la decadencia de nuestras instituciones, que no responden a las necesidades del ciudadano sino a los intereses de una banda de mafiosos. Así, igual que Charles Chaplin, una vez empuñado el banderín rojo no queda otra cosa que, primero, protegerse de las cargas policiales, y luego, replegarse al movimiento que busca la dignidad del ser humano. 

viernes, 24 de febrero de 2017

Grandes esperanzas

Así con título de novela doy inicio a esta entrada. Great Expectations es considerada una de las mejores novelas de Charles Dickes. Grandes esperanzas representa, como muchas de las novelas de Dickens, la lucha del ser humano por superarse asimismo y poder escalar algunos peldaños de la escalera social. La universidad moderna es o debería aspirar a contribuir con eso. Aquellos que tengan y cultiven esperanzas pondrán un pie en esa escalera y podrán subir algunos peldaños.


La primera semana del ciclo se cierra hoy. Y en mi numeroso y atiborrado curso de cuarto año veo el rostro de la juventud que irradia esperanza. Están en la universidad porque sus padres y ellos mismos confían que una educación universitaria les proveerá mejores niveles de bienestar. Se espera que una profesión sea el pasaporte al éxito, sea la llave que abra puertas. Y con razón, en una sociedad donde todavía el título universitario es sinónimo de estatus carecer de éste corta el paso a muchas oportunidades.

Mi misión, como profesor, será mantener y estimular la esperanza. Desde mi posición seguiré predicando un pilar importante de la vida: que si se trabaja duro se conseguirán resultados y se alcanzará el éxito. 

Mantengamos viva la ilusión por nuestras profesiones e intentemos hacerlo mejor que ayer. 

sábado, 18 de febrero de 2017

Nuevo Rector

El día de ayer casi al final de la mañana, muy visiblemente afectado, se me acercó un estudiante. Llevaba encima una mochila repleta de copias de su trabajo de graduación. Copias impecables, acabadas de encuadernar, todavía con olor a plástico de ese que se utiliza para forrar cuadernos. Me explicó que si no entregaba inmediatamente esas copias tendría que empezar de nuevo ese tedioso trabajo de desencuadernar y reencuadernar todas las copias. La razón era que ese mismo día tomaba posesión el nuevo rector de la UES. Cada copia de trabajo de graduación lleva estampada en su interior una larga lista de burócratas universitarios, lista encabezada por el nombre del rector.


De no haber sido por aquél asustado estudiante, perfectamente hubiera desempeñado mi día de labores ignorando aquel acto que otrora fue un acontecimiento de trascendencia nacional. La intrascendencia del acto se debió a la poca importancia que tuvo tanto dentro como fuera de la comunidad universitaria. Sin embargo, creo que el evento cobrará relevancia en el futuro. Hace mucho tiempo, en octubre de 2015, escribí sobre este tema. El resultado de la elección de 2015 dejó como ganadora a Ana María Glower. Y sin embargo, mediante el recurso de impugnación el ahora rector, finalmente, se hizo con la rectoría. Ser rector habiendo perdido el voto de la comunidad universitaria es muy problemático. La sombra de la usurpación sobrevolará sobre ese edificio de cuatro plantas que alberga la oficina del representante universitario.

Los hechos ahora son como son: Nuevo rector, nueva administración. Si el nuevo rector tiene éxito en lo que queda de tiempo, pues, la universidad tendrá éxito. Por el bien del país espero que se anteponga uno de los grandes objetivos de la universidad: ayudar a la sociedad. Los resultados de la buena universidad deben traducirse en ayudar a que este país no siga siendo lo que hasta hoy ha sido: una sociedad injusta. 

viernes, 17 de febrero de 2017

El Blog del Doc

Durante las últimas dos semanas personas conocidas se me han acercado y me han preguntado por este blog, El Blog del Doc. Uno de ellos claramente lo hacía con una mal disimulada insidia. Otro lo hizo con la curiosidad que imprime tener a un compañero de trabajo que hace el esfuerzo de escribir. Uno y otro me han hecho reflexionar sobre el arte de escribir. Por una parte, están los expectantes a que diga algo que puedan usar en mi contra. Por otra parte, los que ven en esto algo admirable.

Escribir parece sencillo pero no lo es. Publicar semanalmente es aún más difícil. Requiere disciplina, requiere creatividad. Ambas no siempre se encuentran y no siempre están disponibles para combinarse. El Blog del Doc lleva poco más de un año e intenta tener por lo menos una publicación semanal. Hace ya tiempo que superó la marca de las 30 mil visitas, donde cada entrada tiene de media 200 visitas. Mucha gente entra a hacer comentarios y en ocasiones se han creado discusiones sobre algún tema publicado. Eso es muy satisfactorio pues su papel para presentar y discutir ideas se cumple. 

El Blog del Doc sigue. Su papel será siempre el introducir problemas de nuestra comunidad universitaria, reflexionar sobre ellos, discutir sobre ellos y presentar soluciones a ellos. Gracias a todos los que siguen las entradas que aquí publico. 

viernes, 10 de febrero de 2017

Obtener el título de ingeniero en 3 años.

Un día de fin de semana por la mañana, mientras hacia alguna cosa doméstica afuera de mi casa, se detuvo a platicar conmigo mi vecina. Una señora mayor cuya sobrina estudió en la FIA. Platicamos sobre ella y lo bien que se había desempeñado como estudiante. Le comenté que, estadísticamente hablando, ella estaba en el "top 5". Dentro de ese 5% que consigue obtener su título en menos de 7 años. Muy contenta me señaló con cierta emoción: "Salió rápido la niña". Al mismo tiempo comparó el tiempo que la sobrina había tardado con el de otro chico, quien consiguió el título en una década. Esa frase "salio rápido" me quedó resonando en la cabeza. Sacar una carrera universitaria en 7 años es salir rápido en esta sociedad. Solo lo consiguen 5 de cada cien. ¿Cuántas familias salvadoreñas pueden permitirse mantener a un joven 7 años estudiando a tiempo completo una carrera? ¿Cuántas pueden hacerlo por una década? ¿No hay algo equivocado en esta sociedad que no nos deja ver que mantener a un joven esa gran cantidad de años le hace un daño inmenso a todo el país?

Para los estudiantes de ingeniería y arquitectura salvadoreños oír hablar de que hay programas de ingeniería de 3 años sonará a chino. Reino Unido ofrece desde hace ya muchos años algunos programas de 3 años. Son programas muy especializados, quizá un poco parecido a lo que aquí conocemos como técnicos. Sin embargo, hay diferencias muy importantes. Esos programas son automáticamente convalidables con otras ingenierías y con maestrías. A veces a este sistema se le conoce como 3+2. Tres años de grado y 2 de maestría. En 5 años se consiguen los títulos de ingeniero y de máster. En 5 años se consigue más de lo que en El Salvador se obtiene en una década.

Otros países, entre ellos España, adoptaron sistemas que se conocen como 4+2 o 4+1. Cuatro años de grado y 2 o 1 de máster.  En USA desde su origen el programa de estudios de grado estándar ha sido de 4 años. En India el programa de grado dura 3 años. Nuestra vecina Costa Rica tiene programas de cuatro años (a los que llaman bachillerato).

Los programas de estudios salvadoreños siguen anclados al pasado. Muy pocos cuestionan el mito de las carreras que en teoría duran 5 años y medio y que en la práctica se extienden por una década. Es momento de hacernos preguntas y replantearnos nuevos programas académicos. Programas que deben de tener alguna sintonía con el concierto internacional.



sábado, 4 de febrero de 2017

Empleos y programas de estudio

Es duro ver la transición del joven que le lleva a convertirse en adulto. Cambiar de estado. De la dependencia y tutela de los padres a la plena y total independencia económica. Cada año me toca presenciar esa etapa con nuestros estudiantes. Por el tipo de asignaturas que imparto estoy más en contacto con ese grupo de chicos que están apunto de dar ese paso o que están en busca de darlo: Obtener un empleo. Observo que conseguirlo es producto de muchas variables. Intento identificarlas y, con ello, poder ofrecer las claves del éxito. Intento una y otra vez y aún no logro identificarlas. 


Sin embargo, poco o muy poco se puede hacer una vez el joven ha abandonado la universidad. Si existe el compromiso de ayudar a nuestros jóvenes sería cuando aún están en su proceso de formación. Y es en este punto donde los programas de estudio deben de desempeñar un papel más importante.  La idea de programas de estudio muy generales, sobre cargados de asignaturas, están anclados al pasado. Condenan al estudiante a pasar casi una década dentro del campus universitario y lo aíslan de la dureza y de la crudeza del mundo exterior. 

El mundo evoluciona. Reino Unido adoptó programas de estudio de tres años de duración. Con apenas veinte años el joven se integra al mercado laboral. Por el contrario los programas que aún se siguen replicando en El Salvador están anclados en la década de 1960. En aquellos años nadie graduaba ingenieros. En un mercado virgen era mucho más sencillo encontrar un empleo. La demanda superaba a la oferta. Sin muchos contratiempos, un graduado de universidad, incluso en una economía con anemia crónica, encontraba trabajo bien remunerado. Los tiempos han cambiado. Y los planes de estudios deben de considerar esos cambios. De no hacerlo, pondremos a nuestros graduados en una situación muy desventajosa.