Esta semana platicábamos uno de mis estudiantes y yo sobre su experiencia como estudiante de la FIA. Con mucha reflexión, me explicó como fue su recorrido por nuestro envejecido plan de estudio. Me llamó la atención cuando dijo que le llevó 5 años superar el área básica. Un lustro estudiando matemática y física suena desproporcionado, aquí en El Salvador y en cualquier otro sitio. Luego, ha tenido que pasar otro lustro para acabar la carrera. En suma, una década para obtener el grado profesional que lo acreditará como ingeniero.
El caso del citado joven, parecería el caso de alguien que se tomó de manera relajada sus estudios. Que vino a la facultad a vivir la vida alegre y que dedicó la mayor parte de su tiempo al ocio. Nada más alejado de la realidad. Su caso es el caso del estudiante normal, que quiere aprender, que se acuesta y se levanta pensando en su carrera, que cada vez que se realiza una actividad extracurricular se apunta y participa. Que vive cada día para culminar su sueño: tener una profesión y una vida digna.
Analizando los números de los jóvenes que entraron junto con él, vemos lo siguiente: Los mejores de su promoción apenas se graduaron hace dos años (2014), Solo 14 han obtenido el título (de 98 que entraron en San Salvador, 32 en Santa Ana y 12 en San Miguel). En resumen este estudiante está en el "top ten". Dentro del diez por cierto que obtendrá su título en menos de una década. ¿No parece evidente que hay problemas con nuestros planes de estudio y con nuestras instituciones? Estudiantes de tiempo completo que navegan el área básica cursando una o dos materias al año debido a, entre otras cosas, la rigidez de nuestros planes de estudio.
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