jueves, 30 de marzo de 2017

Midiendo el progreso de una universidad

El otro día estuve codo a codo con los taxistas del aeropuerto de Comalapa. Ellos reclamaban pasajeros para ser trasladados a los hoteles de San Salvador. Yo esperaba a uno de los voluntarios que la Communication Society pone a disposición de los capítulos profesionales de todo el mundo. Como mucha de la infraestructura salvadoreña el aeropuerto está en mal estado. Desde la calle, con un calor sofocante, pacientemente esperé la llegada de este reputado investigador. Previamente habíamos pactado que llevaría como señal de identificación las iniciales y logotipo del IEEE. Así a la salida del aeropuerto no le fue difícil identificarme.

Dr. Albert Banch, DLT ComSoc IEEE, Investigador UC3M.

Ya en el taxi, camino a San Salvador platicamos durante la hora que dura el trayecto. Por curiosidades de la vida fuimos, sin saberlo, investigadores en la misma universidad, en la misma facultad y en el mismo edificio. El lo fue en el departamento de redes de computadoras (Telemática, como le llaman en España) y yo, una planta más arriba, en el departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones. Nunca nos conocimos y no tengo recuerdos de haberle visto antes. Sin embargo, compartimos muchas historias en común. Así de pequeño es el mundo.

Uno de los temas de conversación era el progreso que había tenido su departamento y su universidad. En poco menos de dos décadas están ya metidos en las grandes ligas europeas. Han pasado de la irrelevancia a figurar dentro de los primeros lugares a nivel del mundo. Por ejemplo, en la clasificación QS Top 50 Under 50, que mide el desempeño de las universidades jóvenes, con fecha de fundación inferior a 50 años, su universidad quedó en la posición 13.

¿Qué indicadores son prueba del progreso de una universidad? No cabe duda que uno de los más importantes son las publicaciones científicas. Con mucho orgullo me comentaba el gran volumen de publicaciones que año con año realizan en revistas y en congresos internacionales. Aquella actividad es prueba incontestable de su quehacer científico. 

Escribir no es tarea sencilla. Mucho menos lo es publicar material científico. El rigor de los revisores y de los editores de las revistas de alto factor de impacto es muy duro. Aquellas instituciones como las nuestras, con ninguna tradición científica, tienen que encontrar la manera de encarrilar a su profesorado a que salga de esa zona de inactividad. No es demasiado difícil empezar. Se comienza en las ligas inferiores, por utilizar el fútbol como símil. El ITCA, por ejemplo, ha visto en los congresos regionales CONCAPAN la oportunidad de motivar a sus profesores a que participen. Han conseguido buenos resultados. En las ediciones de 2014 a 2016 han logrado publicar artículos que a su vez han sido aceptados para formar parte de la biblioteca mundial IEEE Xplore.  Todo un gran logro. Y una iniciativa digna de imitar por las otras instituciones de educación superior salvadoreñas. 

viernes, 17 de marzo de 2017

Contratación de activistas

Fue a inicios de este tercer milenio. No estoy seguro si fue el año 2000 o, quizá, el 2001, cuando me dijeron que la rectora María Isabel Rodríguez había contratado a una de sus activistas más devotas. Ella era estudiante de relaciones internacionales y al mismo tiempo había sido representante en uno de los órganos de gobierno de la universidad. No estoy seguro si fue Consejo Superior o Asamblea General. En cualquier caso desde su trinchera defendió la candidatura del año 1999 de María Isabel. Ella ganó el cargo de rector. Y con el gane vinieron las facturas.


Fue una serie de reveses personales los que obligaron a esta activista a mendigar una plaza a la rectora. Finalmente María Isabel le abrió una muy importante, la hizo su asistente personal. Todo parecía prometedor. Ser la persona de confianza de un alto funcionario no es cuestión baladí. Sin embargo, más pronto que tarde, la incompetencia de la nueva contratación quedó en evidencia. En poco menos de un año quedó claro que no era capaz de asistir. Su responsabilidad de llevar la agenda chocaba con las de la secretaria personal. Casi inmediatamente surgió una lucha por estar cerca del oído de María Isabel. Esa lucha no la ganó la activista sino que la ganó la veterana secretaria que llevaba ya muchísimos años desempeñando esas labores.

En poco menos de un año la activista pasó al ostracismo. María Isabel le sacó de recotoría y le envió a una de esas unidades inútiles, a una especie de destierro político. Incluso ahí nuestra activista no fue capaz de hacer nada. Quedó marginada y pasó a formar parte de esa lista de funcionarios parásitos que ocupan plaza en la universidad. Finalmente, decidió marcharse del país. Fuera de su país tuvo que aprender el concepto de trabajo, de ganarse la vida con el sudor de su frente. Aprendió las exigencias de un horario, de tener que entregar unos resultados.

Paradójicamente, en su país, contrario a su discurso, nunca pudo hacer otra cosa que vivir a costa de la sociedad que la apoyó y que le permitió tener una carrera profesional.

Perro de ataque

Fue durante la campaña presidencial de Estados Unidos de 2016 donde leí por primera vez la expresión perro de ataque. Al parecer, expresión muy común dentro de la jerga política de ese país. Según el Safire's Political Dictionary sirve para describir a las personas que dentro de una lucha partidaria se dedican a realizar ataques con un elevado grado de salvajismo. Orbitando casi siempre dentro de la difamación y  el insulto. El término se lo etiquetó el periódico The Washington Post al ex-alcalde de la ciudad de New York, Rudy Giuliani, por sus desmedidos ataques proferidos a la rival Hillary Clinton.


Parece algo intrínseco en la naturaleza humana, cada campaña tiene su perro de ataque. Dueño y perro conforma un binomio casi universal. El dueño del perro disfruta azuzando y el perro, de igual manera, parece gozar atacando al oponente.  El dueño del perro conseguirá mantener la fidelidad de su perro mientras pueda ofrecerle incentivos. A veces éstos vienen en forma de dinero y otras veces en promesas a cumplir después de acabada la contienda.

Se gane o se pierda una contienda electoral, ser perro de ataque tiene consecuencias. Se pierde la credibilidad y la confianza de la comunidad. El ataque desmedido sube la adrenalina durante un breve periodo de tiempo. Pero luego de transcurrido ese momento hay una pérdida irreparable en la confianza. El perro de ataque tendrá muy difícil el poder transmitir una imagen de persona sosegada, de compañero de trabajo. Sobre el perro de ataque caerá siempre la duda de si en cualquier momento se volverá en contra de su amigo más cercano. El estigma de mordedor le perseguirá y le será casi imposible el que la comunidad le mire con aprecio. 




sábado, 11 de marzo de 2017

Bruja, Loca y Zorra

No hace muchos días me encontré platicando con otros dos compañeros sobre una situación que estaba apunto de precipitarse: la renuncia de una colega a uno de los innumerables comités que existen dentro de la universidad. Uno de estos colegas repitió uno de los epítetos que los compañeros de comité le habían endilgado: Loca. Las mujeres que opinan corren el riesgo de ser tildadas de locas.  Salí al paso y le defendí pues sabía de que iba aquello, minimizar la capacidad intelectual de una mujer mediante el uso de un adjetivo que ridiculiza su inteligencia. Las mujeres que escalan peldaños en la sociedad tienen que hacer frente a la continua descalificación a su inteligencia (loca), a sus habilidades sociales (bruja) y a su integridad moral (puta). 

Esta semana se celebró el día internacional de la mujer. En una reunión de trabajo, de primera mano vi como aquellos que día a día descalifican a compañeras se convertían durante ese día en refinados lisonjeros. Uno de ellos, patéticamente, se dedicó a repartir flores. El respeto a nuestras compañeras, a nuestras colegas y a nuestras estudiantes no se otorga repartiendo flores. Esa acción no fue solamente cursi, al pretender ser elegante, sino que fue hasta deleznable.  

No importa el idioma las descalificaciones sexistas son armas arrojadizas. No importa si es una profesora de universidad o la primer ministro de un país tan avanzado como Australia. Ditch The Witch, "entierren a la bruja" fue la campaña que algunos sectores de la oposición australiana hicieron a Julia Gillard. En respuesta Gillard, desde sus entrañas, produjo uno de los discursos más emotivos y más broncos en defensa de los derechos de las mujeres

La igualdad no es fácil de alcanzar. Nadie dijo que lo fuera. Sin embargo, si sabemos diferenciar entre el esfuerzo diario por construir una sociedad más igualitaria y el acto patético de repartir flores habremos dado un paso importante.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Paradojas de la tercera matrícula

El día de ayer asistí a una charla sobre sistemas de gestión remota de redes eléctricas. En la jerga de los ingenieros electricistas se conoce con el acrónimo SCADA, no es más que una red de computadoras encargándose de controlar procesos a distancia. También me sorprendió saber que el software detrás de ese sistema fue desarrollado aquí en este país hace casi ya dos décadas. La sorpresa no era por que la noticia me fuera novedosa pues sabía ya de sus existencia pero, quizá, nunca dimensioné su importancia y la genialidad de su autor. 


Aquel software fue desarrollado por un antiguo compañero de estudios universitarios. No solo fuimos compañeros de estudios sino que por unos pocos años trabajamos bajo la ya fenecida figura de instructor universitario. Le recuerdo especialmente por que siendo instructores y al mismo tiempo estudiantes a él se le atragantó una asignatura. Misma que repitió en tres ocasiones, situación que dañó su reputación como instructor y fue causa de una ansiedad de grandes proporciones. Y ahí la gran paradoja repetida una y otra vez por los grandes de la historia: Grandes genios han padecido mucho el no adaptarse a las exigencias de este o aquel contenido.

Luego de acabar la carrera se cambió de trabajo. Ahí desarrolló un sistema SCADA propio (producto nacional como dirían los patriotas), digno de admirar por su visión y por su utilidad. Un profesional de grandes proporciones para este país estuvo apunto de perderse. Menos mal que el destino tuvo algo preparado para él. Le salvaron una serie de circunstancias, entre las cuales estuvo estudiar en el mismo lugar donde trabajaba y, por tanto, tener una red social de amigos que estuvieron pendientes de apoyarle. Sin embargo, esa no es la historia de muchos. Nuestras instituciones universitarias deberían de preocuparse por apoyar a esos jóvenes atrapados en "el túnel del tiempo de alguna asignatura". Aquellas asignaturas con altos volúmenes de estudiantes en tercera matrícula deberían estar obligadas a ofrecer planes de mejora que permitan a esos alumnos avanzar en sus carreras. De esa manera no solo los que gozan de un tejido social fuerte podrán superarse sino todos aquellos que por una u otra razón encuentran dificultades en este o aquel contenido.

sábado, 4 de marzo de 2017

Estudiante modo Windows

No estoy seguro si fue en un programa de televisión donde oí por primera vez el concepto de estudiante universitario modo Windows. Recuerdo que la persona que soltó aquella expresión era un alto burócrata de universidad. Lo hacía para burlarse de una situación penosa que se repite año con año, donde estudiantes reciben las clases desde fuera del aula: desde la ventana. Por ello la frase de estudiante modo Windows.


Llegando a la facultad se les puede encontrar en las aulas de la planta baja de los edificios B, C y D. No son únicamente modo Windows. Los hay modo puerta, modo plantón, modo suelo y un largo etcétera de modos. Un día de esta semana pasándome muy cerca del edificio B, me encontré que había casi media docena en modo puerta, otro tanto similar en modo plantón y unos pocos en modo suelo. Todos eran estudiantes de nuevo ingreso que, en su mayoría, experimentaban su primer contacto con esta casa de estudios.  Casi desde cualquier ángulo que se le mire la situación es de drama. Las carencias académicas con las que vienen muchos estos chicos son tremendas y el ambiente en el que se les recibe es extremadamente inadecuado. Los resultados que vayan obteniendo a lo largo de la evolución de estas semanas está fuertemente ligado a las condiciones en las que se trabaja. Un ambiente como el descrito tiene todos los ingredientes como para conducir al joven a que obtenga resultados muy pobres.

Corregir esta situación tendría un impacto muy positivo en el desempeño y en los resultados de nuestros alumnos. Si ellos triunfan triunfa la sociedad y triunfa el país. Y por el bien de éste se espera que se resuelva cuanto antes esta situación. Estas primeras semanas son de muchísima importancia para desarrollar en el joven habilidades que permitan navegar sobre el sistema académico universitario. Si lo que le recibe es un ambiente poco propicio para aprender lo que continua será una larga cadenas de malos resultados.