viernes, 30 de septiembre de 2016

Salarios de US$4,000.00

Conocí a Rigoberto cuando el siglo XX estaba por cerrar su ciclo. Para esa fecha él se encontraba trabajando en una empresa llamada AMNET e impartía clases en la UES  y en la UDB. Luego se cambió de trabajo y empezó a trabajar para una empresa que daba acceso a Internet a empresas mediante enlaces inalámbricos de alta velocidad. No mucho tiempo después se despidió de nosotros. Se marchó a USA a realizar sus estudios de doctorado. Durante la cena de despedida, no sé por qué razón, en algún momento de la conversación, nos comentó que dejaba un estupendo salario aquí en El Salvador por uno más reducido allá en Estados Unidos. Aquí en El Salvador, en el año 2000, llegó a cobrar los US$4,000.00 al mes. En USA su salario de estudiante de doctorado apenas superaría la mitad de lo que cobraba en El Salvador.

Hace poco más de un mes tuvimos a Rigoberto de visita en El Salvador. Vino a impartir un seminario sobre biometría. Durante uno de los recesos estuvimos hablando sobre el mercado laboral salvadoreño para los ingenieros. Nos comentó su reciente conversación con una importante gerente empresarial. Ella le comentó que aquel salario de hace 16 años ahora se pagaba, con suerte, a mitad de precio. Tanto se ha deprimido el salario de un ingeniero que en vez de incrementarse con el paso del tiempo se ha reducido con el transcurso del mismo. Ya no es extraño encontrarnos profesionales cobrando poco más de US$200.00.

Hay que reconocerlo: La segunda mitad de la década de los noventa y la primera mitad de la década de 2000 fue de expansión para muchas empresas del sector de tecnología. Había escasez de mano de obra cualificada y ésta se pagaba regularmente bien. El tiempo ha cambiado y el mercado laboral está muy deprimido. La oferta de empleos está muy superada por el número de profesionales que quieren acceder a puestos de trabajo. Esas dinámicas no deberían de ser ignoradas por nuestra facultad. La tradición ha sido que la universidad vive de espaldas a lo que sucede allá afuera. Y con ello nuestros graduados se ven indefensos para enfrentar los grandes retos por encontrar un empleo decente. Nuestros planes de estudios viven anclados al pasado.

Seguimos con el mismo esquema que dio origen a las carreras de ingeniería y de arquitectura, esquema que surgió en la década de 1960. Planes de estudios de 50 materias ya no tienen sentido. Ese tipo de plan de estudio tuvo su razón de ser en aquella época. Los tiempos han cambiado y así también debería cambiar el perfil del profesional graduado por nuestras universidades.

jueves, 22 de septiembre de 2016

El mercado laboral salvadoreño

Con cierta frecuencia publico ofertas de empleos que me llegan a través de mi red de contactos profesionales sean éstos conocidos o simplemente contactos a través de redes sociales. Entiendo la situación por la que pasan nuestros recién graduados o estudiantes que están apunto de terminar la carrera y que están en el proceso de búsqueda de su primer trabajo. Este proceso puede llegar a ser fuente de mucha frustración. Cada semana hablo con ellos. Un curriculum tras otro, en esta o en aquella empresa. Y cuando aparece alguna oportunidad piden experiencia, piden vehículo, imponen exigencias en cuanto a edad y en cuanto a género. A cambio se ofrece un salario miserable y unas jornadas de semi-esclavitud.


La economía no crece. Los salarios se han deprimido. La oferta laboral es raquítica. El número de empleos que se crea no se corresponde con el número de profesionales que demandan empleos. Todas esas variables convergen y producen como resultado profesionales mal pagados y poco motivados.

Y aquí es donde nuestros jóvenes, bajo la presión de esta encrucijada, deben de platearse diferentes escenarios, más allá de trabajar para una empresa. ¿Qué otras ofertas tiene un profesional joven? Pues una de ellas es estudiar o trabajar en el extranjero. Hace algunos años organizamos un evento sobre las posibilidades de estudiar o trabajar en Alemania. De aquella experiencias, por lo menos, un par de jóvenes se animó a emprender con ese desafío. Otro camino es trabajar de manera independiente. Ya son varios los graduados que conozco que se animaron a emprender sus propios negocios. Algunos de ellos se encuentran muy satisfechos. Quizá no sean millonarios. Pero he notado mucha satisfacción en ellos, pues, según sus palabras: son los dueños de su propio destino.

En esta entrada he mencionado únicamente dos posibles caminos. Hay muchos más. No hay que decepcionarse. Tenemos que confiar en nuestras habilidades y en nuestra capacidad de labrarnos nuestro propio destino.       

jueves, 15 de septiembre de 2016

La lucha por el primer empleo

Recuerdo aquella vez que uno de mis estudiantes me preguntó que con cuál asignatura técnica electiva podría asegurarse mejor futuro laboral. En un principio aquella pregunta parecía ingenua. Me limité a responderle que el futuro laboral en pocas ocasiones lo decide el haberse inclinado por esta o aquella asignatura. Pero que, por otra parte, era muy importante tejer una red de contactos que le permitiese estar al tanto de cuándo y dónde se genera una oportunidad laboral. En su caso, a pesar de haber empezado con un empleo precario, la fortuna le sonrió. Casi al final de su décimo semestre, cuando estaba culminando su quinto año, le surgió su primera oportunidad. Pocos meses después cambio de trabajo, mejorando su nivel de ingreso y sus expectativas de desarrollo profesional.


¿Qué se debe hacer para mejorar las probabilidades de acceder a un empleo? No hay una receta para esto. Pero una de las claves es tratar de desarrollar habilidades que, algunas de ellas, no se consiguen en el aula. Cultivar una red de contactos con los compañeros de estudios (futuros profesionales) es fundamental. Muchos de ellos accederán a puestos de trabajo antes que nosotros y tendrán conocimiento de nuevas plazas, de cómo hablar durante una entrevista, del perfil que buscan las empresas, etc. Esta información es valiosa para el que está buscando trabajo. 

Cultivar una red de contactos mientras se es estudiante requiere, también, no solo demostrar que se es, socialmente hablando, "buena onda". Si no también se debe de demostrar que se es un compañero comprometido con el trabajo de grupo. Pues, ¿Qué aliciente tendrá un compañero que ya esté trabajando en recomendarnos si de estudiante vivimos parasitando de los trabajos de grupo?  

También, es normal que le perdamos la pista a los compañeros que se van graduando. La rutina de la universidad, con sus exámenes, sus tareas y sus actividades, hacen que nos olvidemos de aquellos que han dejado de compartir con nosotros esas experiencias. Ese es un error. Hay que seguir cultivando la relación con los que se van yendo. Hay que invitarles a las defensas de trabajos de graduación, hay que proponerles que compartan con nosotros la asistencia a algún acto cultural. Todo este trabajo se llama networking. Y resulta ser vital para mejorar nuestras probabilidades de acceder a empleos. 

sábado, 10 de septiembre de 2016

Demagogo doméstico

Hace poco más de un año entró de manera formal a la escena política estadounidense el señor Trump. En aquella ocasión creía que era un payaso con dinero que más pronto que tarde se convertiría en el hazmerreír del circo político. Nunca pude estar más equivocado, aquel payaso se ha convertido en un demagogo peligroso que de perder las elecciones ha insinuado que alguien debería de asesinar a su rival político. Ese despreciable ser humano, en dos meses, recibirá el apoyo de cuarenta a cincuenta millones de votos. 


¿Cómo es posible que una persona como Trump esté  a un paso de ser presidente? Un demagogo de producción doméstica, made in the USA, está a un pequeño paso de hacer de la casa blanca su lugar de residencia. Este self-made demagogo no tiene una ideología como la tuvieron los brutales líderes europeos de la segunda guerra mundial. Su ideología es su propio narcisismo y su propia megalomanía, que le incapacita de sentir la más pequeña empatía por los demás. Este individuo, incapaz de identificarse con alguien más, recibirá el apoyo de entre cuarenta y cincuenta millones de ciudadanos, mayoritariamente hombres blancos.

Todo esto es una lección sobre la naturaleza humana. El liderazgo lo ejercen muchas veces los menos capaces, que con demagogia se las arreglan para conseguir el apoyo de ciertos grupos. Estos individuos inescrupulosos son capaces de distorsionar la realidad para conseguir su objetivo. No tienen la más pequeña empatía para con los suyos. 

viernes, 9 de septiembre de 2016

Los emails de Hillary

Resulta difícil no seguir lo que sucede en la campaña electoral de nuestro gran vecino del norte. Por una parte está el nombre de una mujer que, junto a su marido, ha dedicado su vida a la política. Por otra parte está un multimillonario demagogo. Como sucede en toda campaña electoral, el calor de la contienda exacerba los ánimos y hace que los contendientes se enfoquen en las miserias de unos y otros. 

Sobre la señora Clinton se explota su descuido en cuanto a uso de su correspondencia electrónica. De manera recurrente ese tema aparece una y otra vez. Además, su adversario ha amenazado a sacar a relucir los problemas de faldas que durante toda su vida tuvo su marido. Y así, nuevamente, quedará patente lo de siempre, es decir, que el aumento del calor de la campaña se traduce en una reducción en la inteligencia humana. La competencia por un cargo genera muchas fricciones. Son pocas las sociedades o los grupos sociales que tienen la capacidad de no verse embrutecidos por la rivalidad de sus representantes. Ambas partes se atacan tirándose peste y al final los más ignorados se vuelven aquellos a los que se debería ayudar. 

Resulta difícil ignorar lo que en pequeño, en materia de elecciones, produce la UES. Transcurrido ya un año de que se realizaron elecciones por el cargo de rector resulta que aún no hay ganador. Y probablemente, nunca lo habrá. Como miembros de la misma comunidad (la universitaria) hemos sido capaces de reproducir las miserias de una elección: dos candidatos y dos grupos cuestionándose mutuamente. Y sin embargo, solo hemos conseguido entrampar el proceso electoral hasta un punto donde, parece, ya no hay salida.


viernes, 2 de septiembre de 2016

Manos vacías

Hace más de un año, viniendo de Metrocentro a la Universidad de El Salvador me encontré en el autobús con un estudiante. Le pregunté cómo le iba en sus estudios. Me contestó que los había abandonado. Se notaba que hacía un esfuerzo por mostrarme que su decisión no había sido precipitada y que era consciente de las repercusiones que aquello tenía para su vida. Me contó que había empezado a trabajar en un "call center" y que ya no había tiempo para combinar estudio y trabajo. Sin embargo, después de charlar durante algunos minutos noté un poco de resabio en su tono. Observé cierto enfado hacia aquella institución en la que no había conseguido desarrollar su potencial.

Debo de reconocer que me causó tristeza ver a otro joven irse de la universidad con las manos vacías. Me quedé pensando durante mucho tiempo cuales habían sido algunas de las causas que condujeron a que aquel joven no hubiese acabado sus estudios. Algunas se encuentran en la misma institución. Resulta que después de haber estado durante cuatro años en la carrera de ingeniería informática decidió cambiarse de carrera. Y fue esa decisión la que le acarreó consecuencias graves.

No hay nada de malo en cambiarse de carrera. Sin embargo, cuando no existe un "common core" o un grupo de asignaturas comunes los cambios de carrera suelen ser muy perjudiciales. Una facultad como la FIA debe contar con un "common core" que facilite el cambio de carrera sin que esto perjudique al estudiante. Unos nuevos planes de estudios no deben de pasar ésto por alto.

Aquel joven del autobús también fue víctima de las arbitrariedades institucionales. Habiendo cursado Introducción a la Informática en la carrera de Sistemas Informáticos, más tres Programaciones y otro puñado de asignaturas del área de informática, pues, se le obligó a repetir Introducción a la Informática impartida por ingeniería eléctrica. Todo un absurdo: dos asignaturas con el mismo nombre, con casi el mismo contenido no son equivalentes dentro de una misma facultad.

Pero la arbitrariedad que cayó sobre este joven fue aún mayor, de proporciones indecibles. Este estudiante, mientras estuvo en la carrera de Ingeniería Informática, reprobó en dos ocasiones Física III. Pues resulta que de esa asignatura si le fue concedida equivalencia. Asignatura que no existe en el plan de estudios de Ingeniería Eléctrica. Se le concedió equivalencia, Física III por Electromagnetismo I. Con ello el citado joven se vio en la difícil situación de tener que cursar en tercera matrícula una asignatura que no había estudiado en su vida.

En general, todas estas arbitrariedades acaban dañando a los jóvenes, a sus familias y a la sociedad.